LLEGÓ A CONTAR CON MÁS DE VEINTE EJEMPLARES “DE LA TIERRA”.
La granja de burros de La Aldea ha echado el cierre. Su propietario, Pedro Medina, cambia de actividad y ésta le obliga a abandonar el municipio. Tras más de una década recuperando, promocionando y potenciando un animal en desuso, se ha visto obligado a dejarlo.
Pedro Medina contó a Agroaldea su pesar por tener que abandonar a los burros, aunque quedan colocados en buenas manos. Esta semana comienza un nuevo proyecto: una explotación ganadera con cerca de una treintena de vacas venidas de Alemania.
Los burros de La Aldea han estado presentes en Ferias, Trillas y Romerías, recorriendo hasta el último rincón de la isla de Gran Canaria. Los burros eran esperados por todos, sobre todo por niños y niñas, ya que la docilidad de los burros de Pedro era más que conocida.
Lo que comenzó como un hobby, fue creciendo hasta llegar a disponer de una cabaña de burros que superó la veintena. Pedro Medina se preocupó en recuperar aquellos animales “de la tierra”, destacando el ejemplar “majorero”.
La mayoría de los ejemplares quedan entre familiares y amigos y dos de los que no piensa desprenderse. Pedro Medina recuerda los numerosos proyectos que tenía pendientes con los burros, pero como él mismo dice, “las administraciones y sus plazos no están hechos para mí”.
Con la pérdida de esta granja nos quedamos con una posibilidad menos en el arduo trabajo de recuperación de una raza que, en Canarias, va camino de la extinción.