Se trata del insecticida acaricida organofosforado Monocrotofos, que ya causó la muerte a 23 escolares en la India en julio de 2013, al comer arroz con verduras que contenía residuos de este pesticida.
El uso de Monocrotofos está prohibido en la Unión Europea, además de Estados Unidos, China, Australia y otros países de África, Asia y América Latina. Por su parte, la FAO ha instado a los países en vías de desarrollo a acelerar la eliminación de los plaguicidas altamente peligrosos, como el caso de Monocrotofos.
Las autoridades italianas han alertado de la presencia en su país de cerezas procedentes de Turquía, en las que se han encontrado restos del pesticida Monocrotofos, según el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rapid Alert System for Food and Feed, RASFF).
Tras la realización de los correspondientes análisis, las autoridades italianas comprobaron que las cerezas turcas contenían restos del pesticida Monocrotofos en una proporción de 0.042 mg/kg., procediendo a informar al RASFF sin establecer ninguna otra medida preventiva ya que, al haberse realizado las pruebas con fecha 24 de julio, presumiblemente las cerezas ya no se encuentran en los mercados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como no admisible una ingesta diaria (IDA) superior a 0,0006 mg/kg. de este pesticida. La ingestión de 120 mg. de monocrotofos puede tener efectos mortales (IPCS, 1993; Occupational Health Services, 1991; Hayes y Laws, 1991). Una exposición elevada repetida diariamente puede dar lugar a un envenenamiento gradual.
Los insecticidas organofosfatados son inhibidores de la colinesterasa. Son sumamente tóxicos, con independencia de la vía de exposición. Cuando se inhalan, los primeros efectos suelen ser respiratorios y pueden incluir hemorragia y escurrimiento nasal, moqueo, tos, dolor de pecho, dificultad respiratoria o disnea y jadeo a causa de una contracción o exceso de líquido en los conductos bronquiales.
El contacto de organofosfatos con la piel puede causar sudores localizados y contracciones musculares involuntarias. El contacto con los ojos causa dolor, pérdida de sangre, lacrimación, contracción de la pupila y visión borrosa.
Tras una exposición por cualquier vía pueden iniciarse al cabo de unos pocos minutos, o no aparecer hasta después de 12 horas, otros efectos sistémicos como por ejemplo palidez, náuseas, vómitos, diarrea, calambres abdominales, cefalea, vértigo, dolor de ojos, visión borrosa, contracción o dilatación de las pupilas, lacrimación, salivación, sudoración y confusión.
El envenenamiento agudo afecta al sistema nervioso central, produciendo incoordinación, dificultades de habla, pérdida de reflejos, debilidad, fatiga, contracciones musculares involuntarias y espasmódicas, temblor de la lengua o de los párpados y por último parálisis de las extremidades y de los músculos respiratorios. En los casos graves puede haber también defecación o micción involuntaria, psicosis, pulsaciones cardíacas irregulares, inconsciencia, convulsiones y coma. Una insuficiencia respiratoria o un paro cardíaco pueden causar la muerte.
A principios del pasado mes de julio, los productores turcos de cereza anunciaron la intención de exportar a China, donde, según el presidente de la Asociación de Exportadores de Frutas y Hortalizas Frescas de Ulu Dag, el doctor Saleh Bush, esta fruta es muy apreciada.
Una delegación de expertos en cuarentena de la República de China ya visitó Turquía para conocer el sistema de inspección fitosanitaria turco y detectar cualquier posible problema de seguridad alimentaria.