El contenedor conocido como CropBox, utiliza un 90 por ciento menos de agua y un 80 por ciento menos de fertilizante.
Cultivar vegetales en un contenedor de 30 metros cuadrados puede lograr la misma productividad agrícola que en una hectárea de tierra (10.000 m2), cultivada mediante métodos convencionales.
Pero no se trata de un contenedor cualquiera. Estamos hablando de CropBox, un contenedor equipado con un sistema hidropónico que utiliza un 90 por ciento menos de agua y un 80 por ciento menos de fertilizante.
Gracias a un complejo sistema de cultivo hidropónico instalado en este contenedor, la agricultura urbana puede dar un salto de gigante y acabar siendo una buena alternativa para producir grandes cantidades de productos frescos locales bio durante todo el año.
El invento no es un prototipo y ni siquiera está en fase de pruebas. Actualmente, hay varios de ellos en pleno rendimiento.
Los creadores de CropBox, una iniciativa de Williamson Greenhouses, son Ben Greene y Tyler Nethers, cuyo objetivo es desarrollar The Farmery, un proyecto de agricultura sostenible que busca comprar y vender alimentos en un mismo lugar.
De este modo, se ahorra la energía que supone llevar los alimentos desde el campo o lugar de cultivo hasta el consumidor, acortando o suprimiendo pasos, con el fin de crear un sistema que los unifique al máximo.
En una misma ubicación se cultivan los alimentos y se venden en un mercado en el que las plantas vivas se exponen al cliente, o se autocultivan, otra de las opciones.
Las estructuras modulares o el sistema de contenedores de transporte apilados, como el de CropBox, son la manera más eficaz de lograrlo. En concreto, CropBox está dando resultados espectaculares en Carolina del Norte, donde se utilizan para cultivar lechugas, hierbas, setas y fresas.
Cada uno de los contenedores permite actualmente 2.800 puntos de siembra, una cifra que no está nada mal si tenemos en cuenta sus dimensiones de 30 metros cuadrados.
Llegar a lograrlo no ha sido nada fácil, según sus creadores. Ahora, sin embargo, una vez encontrada la fórmula del éxito, al margen de posibles mejoras, sólo es cuestión de aplicarlo en cada uno de los contenedores que van añadiéndose al proyecto.
Los contenedores van equipados con luces LED, sistemas de calefacción y ventilación, demás elementos necesarios para los cultivos hidropónicos, y dispone de sensores que permiten llevar el control de las condiciones ambientales.
Del mismo modo, la conectividad permite un seguimiento multidispositivo, a través del teléfono móvil, tableta u ordenador para la gestión de la red de ordenadores que sustentan el sistema informático necesario para controlar todos los parámetros.
La mala noticia es que adquirir un contenedor tipo CropBox está en torno a los 39.400 euros. Como opción menos mala, se puede alquilar el contenedor con opción a compra.
Según sus creadores, su amortización depende de la pericia del agricultor y del cultivo, pero podría recuperarse la inversión en no más de 7 meses, en el mejor de los casos, -siempre que sean cultivos legales, se sobreentiende- (cultivando albahaca, por ejemplo) o en unos tres años si se cultivan vegetales verdes.
CropBox abre todo un mundo de posibilidades, ya que podría ser una alternativa estupenda a los huertos urbanos, ideal para comercios, restaurantes y para grupos de ciudadanos interesados. Con el tiempo, podría evolucionar de un modo más factible a nivel de tamaño y coste para universalizarlo, según sus creadores.