LAS SUELTAS DE DEPREDADORES SE LLEVARÁN A CABO EN PARQUES Y JARDINES Y CULTIVOS DE PLATANERA DE TENERIFE.

El Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, ICIA, ha puesto en marcha una nueva etapa del proceso de lucha biológica contra la mosca blanca espiral, con la suelta controlada de insectos que actúan como depredadores de esta plaga en Santa Cruz de Tenerife, y que han sido criados en las Islas.

Se trata de los primeros coccinélidos, Nephaspis bicolor (procedente del Caribe) y parasitoides, Encarsiella noyesi (California), producidos en los insectarios del ICIA, fruto de los estudios desarrollados para la identificación, importación y cría de enemigos naturales que permitan controlar este mal que afecta a la platanera y plantas ornamentales del Archipiélago.

Las sueltas experimentales de estos insectos, similares a una mariquita, continuarán hasta el mes de noviembre en parques y jardines de Santa Cruz de Tenerife, municipio que ya colaboró en años anteriores con el ICIA y la Fundación Canaria para el Desarrollo e Impulso de las Investigaciones Agrarias en Canarias, FUNDESIMCA, en los trabajos de campo desarrollados en zonas afectadas.

Se realizarán también en parcelas de cultivo ecológico de platanera en las que se está llevando a cabo el proyecto Biomusa del Programa de Cooperación Transnacional Madeira-Canarias-Azores (PCT-MAC 2007-2013), iniciativa orientada al desarrollo sostenible de la producción de plátanos en las Regiones Ultraperiféricas, en la que también participan Asprocan y la Universidad de La Laguna.

Los investigadores distribuyen sesenta coccinélidos y unos cien parasitoides en cada uno de los ejemplares afectados por mosca blanca que no han sido tratados con productos fitosanitarios. Estos ensayos, son el resultado de cinco años de trabajo del Departamento de Protección Vegetal del ICIA, coordinado por la investigadora Estrella Hernández, que desde 2005 cuenta con el apoyo de FUNDESIMCA.

Debido a que los controles químicos efectuados hasta el momento no han dado resultados satisfactorios, la lucha biológica, es decir, mediante el empleo de enemigos naturales, se perfila como la mejor opción para controlar esta plaga a largo plazo y la más respetuosa con el medio ambiente.

La mosca blanca provoca un importante impacto estético en las especies ornamentales presentes en parques y jardines, debido a las secreciones y la abundante excreción de melaza que producen las larvas, sobre la que se desarrollan hongos conocidos como “negrilla”. En el cultivo de la platanera, este daño indirecto obliga al lavado de la fruta en el empaquetado y ha llegado a ocasionar pérdidas económicas por depreciación de la calidad comercial de la misma.

El tratamiento más extendido contra la mosca blanca consiste en la limpieza de las plantas afectadas con agua y jabones potásicos, si bien su localización en zonas urbanas ajardinadas unido a la ubicación inaccesibles de árboles de gran tamaño, hacen que los métodos empleados deban repetirse periódicamente para evitar nuevas infestaciones, lo que conlleva un alto coste.