A PESAR DEL LEVANTAMIENTO DE LA ALARMA, LAS PÉRDIDAS SUPERAN LOS 600.000 EUROS.

La Cooperativa Agrícola COAGRISÁN ha visto trastocados sus planes de batir los récords de exportación. Y es que la onda de los pepinos y la E. Coli ha afectado drásticamente a la comercialización de los tomates en el continente.

El director general de COAGRISÁN, Jacinto Godoy, declaró a Agroaldea que el efecto de la crisis de la bacteria aparecida en Alemania, ha terminado por afectar a todas las producciones del continente y a las de las islas.

Godoy explicó que la alarma ha provocado un efecto dominó en los mercados y consumidores. Somos la única Cooperativa de Canarias que continua enviando tomate al continente y nuestras previsiones era seguir haciéndolo hasta el veinticinco de este mes, señaló Godoy.

Sin embargo, en el puerto de Rotterdam han tenido que proceder a desechar unos 400.000 kilos de tomate ante la renuncia de los mercados que, prácticamente, se han cerrado a todas las exportaciones españolas y algunas de otros países.

Godoy reconoció que de haberse producido esta crisis a comienzos de año, hubiera supuesto un duro golpe para el sector. No obstante, la Cooperativa se ha dirigido a las autoridades españolas para exigir la indemnización correspondiente por las pérdidas que está suponiendo a la empresa, ya con los datos en la mano.

COAGRISÁN continúa enviando tomates a Europa, en este caso a Reino Unido, donde las ventas y pedidos se mantienen, si bien los precios se han visto considerablemente reducidos debido a la respuesta de los mercados.

Jacinto Godoy señaló que esta semana se hubieran superado los cuatro millones de bultos, unos 24 millones de kilos, y las previsiones aventuraban acercarnos a los cinco millones de bultos a finales de mes.

A pesar de las consecuencias de esta crisis, Godoy informó que la Cooperativa está preparada para realizar los nuevos plantíos en semilleros a finales de la próxima semana. Costará recuperar la confianza del mercado y los consumidores, pero si hemos salido de otras crisis alimentarias, también saldremos de ésta, dijo Godoy.

Ahora toca actuar a las administraciones y exigir no solo una campaña de imagen, sino compensar las pérdidas económicas y, en el peor de los casos, de puestos de trabajo que ha supuesto la falsa alarma lanzada por Alemania.

Este país ha reconocido esta misma mañana, a través de la senadora de Sanidad de Hamburgo y responsables del departamento de Sanidad de Berlín, que se descarta a los pepinos españoles analizados como el foco y origen de la contaminación de la bacteria E. Coli.

Esta crisis ha puesto en evidencia que los protocolos de actuación que deben primar en la UE se han obviado y, en otros, ignorado. No solo toca analizar y reflexionar, sino llevar a cabo un sesudo trabajo para evitar situaciones parecidas. Y aquí España tiene mucho que decir.

Los controles de calidad, certificación y trazabilidad a los que se someten las producciones españolas han demostrado funcionar, a tenor de la rapidez con la que se ha localizado los “supuestos envíos contaminados” y averiguar con celeridad la gestión que de ellos se hizo en origen.

Quizás lo que cabría prguntarse por parte de los afectados es si en el lugar de origen de la bacteria E. Coli, se han llevado a cabo las actuaciones correctas en manipulación, salubridad e higiene. O, por contra, se han obviado los procedimientos y directivas.