Los mangos que han batido el récord pertenecen a la variedad ‘Taiyo no tamago’ (‘Huevo del sol’).
Dos mangos cultivados en la prefectura nipona de Miyazaki (sudoeste) alcanzaron el precio récord de 300.000 yenes (2.340 euros) en la primera subasta de esta temporada agrícola en Japón.
Con un peso mínimo de 350 gramos y altos niveles de azúcar, estos mangos de la variedad “Taiyo no tamago” (“huevo del sol”) son objeto de criterios de selección muy estrictos, como su peso -superior a los 350 gramos la unidad- y su elevado contenido en azúcar.
El lote de dos mangos alcanzó la cifra de 300.000 yenes (2.340 euros), durante la primera subasta de la temporada en Miyazaki, en la isla de Kyushu (suroeste), un precio récord por segundo año consecutivo.
El feliz comprador, unos grandes almacenes de la ciudad de Fukoka, situada en la misma isla, hizo que llegara por aire su preciso tesoro que ofreció a un precio rebajado (210.000 yenes) a sus afortunados clientes, informó la Federación Agrícola de la prefectura de Miyazaki.
La cooperativa de agricultores locales prevé que la producción de estas apreciadas frutas alcance esta temporada las 1.010 toneladas.
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En estas fechas, es tradicional que en Japón se subasten los productos agrícolas que marcan el inicio de la temporada. Los primeros ejemplares, que alcanzan precios exorbitantes, se venden más con ánimo publicitario y simbólico que con afán lucrativo.
Otras frutas muy preciadas, los melones, alcanzan cada año cifras delirantes. El récord absoluto data de 2008, cuando dos melones cantalupos fueron vendidos por la friolera de 2,5 millones de yenes (19.500 euros al cambio actual).
Las fresas no tienen nada que envidiarles. Una marca de lujo, particularmente en boga este año, ha llegado a vender a 390 euros la unidad.
En junio es también famosa la subasta en Hokkaido de la primera sandía negra de la variedad ‘Densuke’, una preciada fruta famosa por su piel negra y brillante y por la que se pagan elevados precios.
Aunque no desembolsen necesariamente esas sumas de dinero, los japoneses no suelen mirar el bolsillo a la hora de comprar, especialmente si se trata de regalar frutas, un obsequio muy preciado en el archipiélago.
En los departamentos de frutería de los grandes almacenes o en las tiendas especializadas, estas obras de arte de la naturaleza se exponen como si fueran joyas, protegidas por una redecilla de muselina blanca. A menudo vendidas por unidades, las manzanas, las peras, los melocotones o las uves exhiben formas perfectas y dejan un sabor exquisito en la boca.
Incluso en los supermercados corrientes, las frutas siguen siendo costosas: una simple manzana cuesta el equivalente a 2 euros.