El sector de agricultura ecológica en Canarias ha pasado de las 5.100 hectáreas en 2009 a unas 7.000 en la actualidad.
La medida, que también se entiende a otras instituciones públicas como los hospitales y centros de mayores, pretende dar un impulso mayor al sector.
En Canarias hay 1.240 operadores dedicados a la agricultura ecológica. La cifra -que engloba a productores, elaboradores y comercializadores- es una prueba de la evolución experimentada por el sector, que ha pasado de 5.100 hectáreas cultivadas en 2009 a unas 7.000 en la actualidad.
El progreso es obvio, pero también lo es que las Islas presentan un cierto atraso respecto al conjunto del país. Así lo afirma Miguel López, secretario insular de Tenerife de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG-Canarias), quien matiza que si el Archipiélago se encuentra rezagado en este aspecto no es en calidad, sino en cantidad.
Y ello, apunta, pese a que cuenta con las condiciones ideales para ser “de lo mejorcito” en la producción de cultivos orgánicos. La clave de la situación es la debilidad del mercado interno incapaz aún de sostener un aumento notable de la actividad.
El potencial que acumula el Archipiélago para la agricultura ecológica descansa en varios factores, según Miguel López: la orografía, los diversos microclimas, las manejables dimensiones de las explotaciones y la gran “agrodiversidad”.
Hay otros condicionantes que obstaculizan la labor de los cultivadores ecológicos de las Islas. La dificultad de conseguir semillas ecológicas o no tratadas es una de ellas, aunque en ocasiones puede sortearse mediante la flexibilidad de la normativa en este sentido, pues concede al agricultor en apuros solicitar una autorización de la Administración para usar simiente convencional.
“Cada vez hay más conciencia sobre la necesidad de una alimentación saludable”, afirma José Díaz-Flores, director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), organismo del que proceden los datos sobre estas prácticas y que desarrolla una de las acciones que, según la COAG, pueden contribuir a una mayor expansión de la ecoagricultura: la introducción de los productos orgánicos en centros públicos y, en concreto, en los colegios.
El objetivo del ICCA es que entre el 20% y el 30% de los comedores escolares, hospitales y centros de mayores dispongan de alimentación ecológica.
Esta medida se enmarca en la labor “pedagógica y de conciencia social” que, a juicio de Miguel López, han de realizar las organizaciones agrarias “de la mano de la Administración” y que también debe dirigirse a los propios responsables políticos.