CON ESTE DISTINTIVO EL CABILDO PREMIA LOS VALORES DE UNA CARNE MUY SIMILAR A LA IBÉRICA.
El Cochino Negro Canario estuvo al borde de la extinción en la década de los ochenta. El empeño de criadores y algunos ganaderos por evitar su pérdida, ha permitido recuperar la cabaña y disponer de un producto de excelente calidad y diferenciado.
Para el vicepresidente de la Asociación Nacional de Criadores de Cochino Negro Canario, el veterinario Rafael Riera, el galardón concedido por el Cabildo de Gran Canaria, distingue a los productos que reúnen unos valores únicos de gran calidad y conseguirlo era un objetivo “muy perseguido”.
Riera aclara que la raza del cochino negro canario no tiene una normativa demasiado exigente, porque sólo se pide que sea una raza pura, con el fin de evitar “los problemas que están surgiendo en los últimos años con el cerdo ibérico y que está provocando un cambio en la normativa”.
Por su parte, la Asociación de Criadores exige que el cochino negro canario sea un animal puro y que su alimentación se ajuste a la normativa de un país europeo, tanto en el mantenimiento como en las instalaciones y sacrificio.
El cochino negro canario se caracteriza por una cabeza grande, un hocico corto, unas orejas que caen sobre los ojos, abundantes cerdas y un completo color negro en el pelo. La Asociación descarta los pintados, incluidos en las pezuñas.
Además, el cochino negro es un animal rústico que aguanta muy bien los problemas de las altas temperaturas y, aunque no es tan grande como otras razas industriales cárnicas, está adaptado a las condiciones de Canarias y es capaz de asimilar, además del pienso, subproductos del plátano, tomate y suero de quesería.
Riera destaca la capacidad de esta raza para la presencia de grasa intramuscular como en el caso del ibérico. “Podemos decir que tenemos un producto muy similar y así lo demuestran los estudios de veterinaria de las universidades de Córdoba, Murcia y Las Palmas de Gran Canaria”, destaca.
Desde la Asociación explican que esta raza está en peligro de extinción, como cualquiera que tenga menos de 5.000 ejemplares. Pero en el caso del cochino negro canario estamos lejos del riesgo de la década de los ochenta, cuando apenas quedaban 20 ejemplares en La Palma. Gracias a los cabildos y a la Asociación, ahora ya hay unos 700 animales, apuntan.