LA INVASIÓN HA CREADO BLANQUIZALES CARENTES DE CUALQUIER RESQUICIO DE VIDA MARINA.
Ya dice el refrán que “a perro flaco todo son pulgas”. Y eso es lo que parece suceder en el municipio de La Aldea de San Nicolás. Si a la voraz plaga de mosca blanca se le ha sumado, recientemente, los primeros focos de la polilla del tomate; bajo el mar una plaga más voraz arrasa los fondos creando enormes desiertos.
Se trata de la Diadema Antillarum también conocida con el nombre común de “eriza”, “erizo de Lima”, “erizo negro de púas largas” o, simplemente, “Diadema”.
El daño que está produciendo en los fondos asociados al municipio de La Aldea, al igual que al resto de las islas, no se corresponde con la protección del ecosistema.
En este sentido, La Aldea cuenta con la Reserva Especial Marina de Gu-Guy que la UE ha declarado como LIC, Lugar de Importancia Comunitaria, y está incluida en la red de espacios naturales Natura 2000.
Este espacio incluye la franja costera entre Tasartico y el barranco de La Aldea, y ocho kilómetros mar adentro.
El erizo es el responsable de la formación de la mayor parte de los blanquizales de Canarias, que es como se denomina a los fondos rocosos que han perdido su cobertura vegetal y animal por la acción raspadora de altas densidades de erizos.
Estos voraces herbívoros tienen una estudiada estrategia para defenderse de sus predadores, principalmente de los peces. Los erizos se alimentan de noche y durante el día se refugian en grietas o cuevas, o se agrupan apiñados junto a rocas, conformando auténticas fortalezas defendidas por sus enormes púas, las cuales pueden alcanzar los 15 cms. de longitud.
Son gregarios y conocen su territorio ya que la gran mayoría regresa a la misma cueva con las primeras luces de la mañana. Este comportamiento varía según la presión de sus predadores. En zonas con baja densidad de peces, no tienden a agruparse ni a buscar refugios.
Cuando el diámetro del caparazón de los erizos es pequeño, estos pueden servir de alimento a multitud de especies de peces, como el gallo verde, el tamboril azul, el pejeverde, los sargos, etc.
Sin embargo, cuando los erizos alcanzan una talla mayor, tan sólo pueden ser atacados por algunas especies de peces de gran talla y fuertes mandíbulas como el tamboril espinoso, el pejeperro, la sama roquera, el bocinegro, los sargos, etc., y algunos macroinvertebrados como algunas especies de estrellas de mar y grandes caracolas como el busio.
La erradicación del erizo de lima en las Islas, donde muchos clubes de buceo realizan inmersiones con el único objeto de acabar con el mayor número posible, resulta un esfuerzo muy loable.
No obstante, es necesario concienciar a la sociedad sobre los peligros que infringimos a la naturaleza si no nos implicamos todos en su protección.
Pero, lamentablemente, si bien estos esfuerzos por los clubes y asociados hace conocer el problema, no es una solución real porque la etiología (estudio de las causas) y difusión del erizo hace que su ausencia solo sea aparente.
Sucede que los blanquizales presentan una falsa recuperación que, en realidad, es una cubierta pre-algárea. Así, en poco tiempo, el erizo irá recuperando las zonas de donde fue eliminado debido a las esporas en perfusión en el agua.
Tanto los buceadores como los escasos pescadores que van quedando en La Aldea, lamentan el rápido avance y destrucción del fondo marino. Desde el club de buceo local se constata el aumento de blanquizales en zonas como Los Canalizos, La Punta, Tasarte, Tasartico, Gu-Guy o Peñón Bermejo.
Los blanquizales traen aparejada la pérdida de comida para los peces que emigran por la falta de alimento. Los bancos de pescado que se creaban en la costa de La Aldea han ido desapareciendo, lenta e inexorablemente.
Tras la deforestación que han sufrido las islas en los últimos 500 años, posiblemente éste sea el mayor desastre ambiental de los ecosistemas canarios: la pérdida de biodiversidad y productividad de los fondos rocosos litorales por la expansión del erizo Diadema antillarum.