Frente a la costa de Arico, Tenerife, y a 18 metros de profundidad descansarán 2.500 botellas de vino en un módulo especial.
El buceador profesional, Roberto González Gil, pensó hace tres años en la posibilidad de crear una bodega de maduración en el fondo del mar, con la que emprender una nueva aventura profesional.
El primer módulo de almacenamiento se sumergió en el mar el pasado sábado cerca del muelle del Porís de Abona. En dos semanas acogerá unas 2.500 botellas de vino.
Junto a Cristina Fumero directora de calidad y trabajadora de Bodegas Insulares, Roberto González sacó la idea adelante después de lograr los permisos de Costas, la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Arico, para situar el almacenamiento de los vinos.
González explica que los módulos de almacenamiento se encuentran a 18 metros de profundidad y a 200 metros del muelle del Porís de Abona. Su estructura de hormigón y acero alberga en el interior varias cavas con una capacidad inicial para casi 5.000 botellas.
Esta particular bodega proporciona unas condiciones de luz, humedad, temperatura, presión y gravedad imposibles de conseguir en bodegas por encima del nivel del mar.
Esta bodega submarina canaria crea “un ambiente diferente que se mantiene a la temperatura ideal”, comenta el padre de una idea que ya se ha introducido en otros lugares de España, como Valencia o Cantabria, a donde se han llevado algunos caldos de Lanzarote, por ejemplo.
La idea de Bodega Submarina de Canarias es que los bodegueros de la Islas no tengan que marcharse fuera del Archipiélago a envejecer o almacenar sus vinos.
Ya existe un antecedente similar en Tijarafe (La Palma), aunque en este caso en una cueva natural, donde se envejecen los vinos Tendal (blanco y tinto) y Zorongo (rosado y blanco) a 20 metros de profundidad.