HASTA EL MUNICIPIO SE DESPLAZARÁ EL CREADOR DE ESTA NOVEDOSA TECNOLOGÍA PARA  SUPERVISAR LA INSTALACIÓN.

En tiempos difíciles la emprendeduría no es imposible. Así, por lo menos, lo entiende el joven agricultor profesional José Miguel Navarro Araña. Otra de sus grandes pasiones reconoce que es la informática y a través de ella conoció el “Airstream” una innovadora concepción de los invernaderos creada en California.

Tras documentarse todo lo que pudo y más sobre este innovador sistema, José Miguel no se lo pensó dos veces. Preparó su maleta y voló a California, hasta San Diego donde David Chelf, el creador de Airstream Innovation, realizaba la instalación de uno de sus invernaderos.

José Miguel se ha dedicado al cultivo de habichuelas en un tradicional invernadero de raspa y amagado que ya no aguantaba más. Tocaba renovación y, en estas latitudes, una de las pocas posibilidades era la del multitúnel. Sin embargo, la escasa superficie, 1.300m2, no permitía una gran rentabilidad del espacio, a parte de la pronta amortización del gasto.

Este fue uno de los condicionantes que animó a José Miguel a buscar otras alternativas hasta llegar a este innovador sistema.

Airstream, corrientes de aire o aire circulante, lo define David Chelf como la mejor solución para reducir el uso de fitosanitarios, consumo de agua y el control climático. En un país que destaca por el derroche de la energía, convendrán en que el ahorro por una parte, lo equilibra el consumo de los grandes ventiladores.

Nada más lejos de la realidad. El Estado de California está sobrado de sol y viento, que proveen de la energía necesaria a los grandes ventiladores que se encargan de mantener en suspensión la enorme burbuja de plástico que da forma al invernadero.

David Chelf fue docente de Física en la Universidad de Berkley y realizó el máster en ciencias físicas en la Universidad de California especializándose en la física de fluidos. En el año 1990 decidió dejar la docencia y poner en práctica las ideas que le rondaban. Así, llevó a cabo su primer montaje en el desierto de Mojave, en California.

Con los años fue depurando el sistema hasta lograr una estructura sólida y compacta que tiene usos más allá de la agricultura. El sistema lo podríamos definir como una gran superficie de plástico de alta resistencia que se mantiene suspendido por la circulación de aire que producen grandes ventiladores.

Ante este ingenio surgen un sinfín de preguntas con que desde Agroaldea, acosamos a José Miguel. El hecho de dar para bastante permitirá hacer el seguimiento de este innovador sistema, tan pronto llegue al municipio el invernadero que adquirió José Miguel.

La pregunta obligada que le hacemos a José Miguel es sobre el consumo de los ventiladores. A lo que nos responde que los números le cuadran. Necesita cuatro ventiladores de medio caballo (0,5 hp). No obstante, el sistema está preparado, a través de sensores, para captar posibles corrientes de viento y reducir el consumo de los ventiladores.

José Miguel nos explica que tan pronto se recupere de la inversión invertirá en un sistema combinado de energías renovables para alimentar los ventiladores. Al mismo tiempo, está estudiando aprovechar la salida de aire (26 km/h aproximadamente) a través de una turbina que la reconvierta en electricidad que autoabastezca al invernadero.

En cuanto a plagas, José Miguel responde que la malla anti trip de entrada de aire así como el filtro posterior del ventilador, reduce de manera muy considerable las mismas. Tampoco gusta a las plagas tener una corriente de aire fija. Además, la renovación de aire constante no permite la condensación, lo que incide directamente en la no proliferación de hongos, al tiempo que ayuda a polinizar.

Parece ser que todo se traduce en una mayor calidad y producción. Ya ven que ante las adversidades no hay nada como echar a volar la imaginación e innovar.