El mayor reto será producir alimentos para las 9,6 mil millones de personas que la FAO predice habitarán el planeta para el 2050.
La producción de alimentos debe aumentar en un 70%, y se debe lograr a pesar de la escasez de tierras de cultivo disponibles y de la necesidad creciente de agua dulce (la agricultura consume el 70% del suministro de agua dulce del mundo), y de otros factores menos predecibles, como el impacto del cambio climático, que de acuerdo a un informe reciente de la ONU, podría llevar, entre otras cosas, a cambios en los ciclos de vida de plantas y animales.
Una forma de abordar estos problemas y aumentar la calidad y cantidad de la producción agrícola, es usar la tecnología de sensores para hacer a los campos más “inteligentes” y más conectados a través de la llamada “agricultura de precisión”, también conocida como “agricultura inteligente”.
Es algo que está ocurriendo al tiempo que corporaciones e instituciones recolectan vastas cantidades de información sobre rendimientos de cultivos, mapeo de suelo, aplicaciones de fertilizantes, información climática, maquinaria, y salud animal. Por ejemplo, en el área de la Ganadería de Precisión (GP), se están utilizando sensores para el monitoreo y detección temprana de eventos de reproducción y trastornos de la salud en animales.
Los parámetros más comunes de monitoreo son la temperatura corporal, la actividad animal, la resistividad tisular, el pulso, y la ubicación mediante GPS. Se pueden enviar alertas mediante SMS basadas en eventos predefinidos, por ejemplo, si una vaca está lista para la reproducción.
La Unión Europea ha patrocinado varios proyectos durante el programa Seventh Framework y ahora durante Horizon 2020. El proyecto actualmente en marcha de la UE sobre GP, por ejemplo, está diseñado para evaluar la factibilidad de llevar herramientas de ganadería de precisión probadas y rentables desde el laboratorio a la granja.
Varias empresas privadas también están comenzando a ser activas en este campo. Algunas como Anemon (Suiza), eCow (Reino Unido), Connected Cow (Alemania). La pesca inteligente está también en sus etapas iniciales con algunos proyectos en Europa, Corea del sur, Norteamérica, y Japón.
“La agricultura de precisión no es nueva. Los fabricantes de vehículos agrícolas (John Deere, CNH Global, Class y otros) han estado involucrados en este segmento durante un tiempo. Inicialmente, comenzaron principalmente con tecnologías de posición (GNSS)”, señala Saverio Romeo, analista principal de Beecham Research.
Romeo es el coautor de un informe llamado “Hacia la agricultura inteligente – La adopción de la agricultura de la visión IoT” publicada en enero por Beecham, centrado en explorar cómo las operaciones agrícolas están cambiando a través del IoT (‘El Internet de las cosas’).
El objetivo del sector agrícola es optimizar procesos utilizando recursos y mediante el uso eficiente de la tierra cultivable. El IoT puede hacer todo eso posible, puede aumentar la producción, y también el nivel de calidad de la agricultura.
“Me gustaría destacar el hecho”, dice Romeo, “de que el objetivo no debería ser el ‘industrializar’ la agricultura, sino hacer la agricultura más eficiente, sostenible y de alta calidad. No debemos buscar revoluciones. Debemos buscar una reinterpretación de las prácticas agrícolas por medio del uso de tecnologías de manejo de información. Y esta reinterpretación debería tomar lugar junto a una nueva visión de las áreas rurales”.
Esto significa que las áreas rurales inteligentes debieran estar conectadas con la agroindustria inteligente, con el turismo inteligente y otras actividades que se realizan en áreas rurales en torno a la agricultura.
Aunque el coste de la agricultura inteligente es alto, aún incluso para las operaciones grandes (esto ayuda a explicar, en todo caso, el por qué EEUU con sus vastos territorios, está a la vanguardia de este nuevo paradigma), esto no significa que la agricultura de precisión no se pueda implementar en lugares más pequeños. De hecho, existen varias aplicaciones para la pequeña agricultura también. En viñas por ejemplo, “hay sensores instalados en varias ubicaciones en el campo, para recolectar datos sobre el suelo y las plantas, para luego ser usados en la prevención de enfermedades como la peronospera”, señala Romeo.
Sin embargo, la agricultura inteligente aún tiene que superar grandes obstáculos antes de que pueda extenderse más. “Uno es que el sector agrícola margina muy poco. Por lo que la inversión y la innovación es difícil”, aseguran los investigadores. Luego también se encuentra lo que podríamos llamar el ‘problema de imagen’, que está causando una hemorragia de mano de obra. “Ser un agricultor no es ‘cool’, porque la agricultura se percibe como algo que pertenece a la historia, a los abuelos”, señala Romeo.
También existen una serie de problemas sobre el rol de empresas gigantes como DuPont, John Deere y Monsanto, que hacen surgir preguntas: por ejemplo, la posesión de la información. ¿Quién es el dueño de los datos recabados del suelo? ¿Monsanto o el agricultor? Y si es Monsanto (o cualquier otra empresa), ¿qué hace con esos datos?.
Una respuesta podría ser la discriminación de precios: los datos del suelo o del agua pueden ser usados por los gigantes biotecnológicos para cobrar a los agricultores una cantidad diferente por el mismo producto o servicio.
El acceso en tiempo real a información sobre las cosechas, la plantación y los rendimientos, podría ayudar también a las corporaciones a predecir el valor de los predios mejor que cualquier otro y tener una idea mucho más acabada respecto del mercado de commodities.
Otro problema que podría retardar la adopción del IoT en la agricultura, es el problema de la comunicación con los agricultores, quienes por lo general no entienden de tecnicidades. “Si les decimos que puedes hacer esto y esto otro con el IoT, no entenderán. El lenguaje de la industria del IoT tiene que cambiar drásticamente”, señala Romeo, “aquí sí necesitamos una revolución”.
Sin embargo, los analistas son optimistas y creen que al final estas y otras barreras serán superadas.
“Llevará algún tiempo porque la agricultura, además, no tiene el mismo ritmo que otros sectores debido a su naturaleza. Pero, estaremos allí, porque lo necesitamos. Y permíteme decir esto: la agricultura volverá a ser cool”.