Los científicos descubren que estas variedades que se cultivan en gran parte del mundo contendrían genes externos a esa especie.
Un grupo de científicos del Centro Internacional de la Papa (CIP), una de las mayores entidades de mundo dedicadas a la investigación sobre tubérculos, con sede en Lima, Perú, encontró genes provenientes de bacterias del suelo insertados en el genoma de 291 variedades de batatas cultivadas en América del Norte y Sur, Europa, Indonesia, China y África.
El hallazgo significaría que las batatas que consumimos a diario serían transgénicas, desde incluso mucho antes de que la humanidad comenzara a alimentarse con esta especie.
El trabajo fue publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Science, de Estados Unidos. Allí se explica que los genes encontrados en las batatas fueron originados en dos bacterias del suelo (Agrobacterium tumefaciens y Agrobacterium rizogenes) que, curiosamente, en la actualidad son utilizadas regularmente como vectores biológicos por los biotecnólogos para obtener plantas transgénicas en condiciones controladas.
“La evolución de las especies fue planteada por Charles Darwin como una selección natural. En ese contexto, la transgénesis siempre pareció algo contranatura y, por lo tanto, peligroso. No obstante, ahora sabemos que la evolución es mediada por procesos complejos a nivel molecular. El hallazgo de fragmentos de ADN bacterianos insertados en el genoma de algunos vegetales da cuenta de lo dinámico del proceso de intercambio de material genético entre distintos organismos”, sostuvo Raúl Lavado, profesor titular consulto de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), al sitio de divulgación.
Los autores de la publicación consideran que ese ADN de origen bacteriano ayudó en el proceso de domesticación de la batata, debido a que codifica para enzimas que participan de la síntesis de hormonas vegetales. Gracias a estas hormonas, las raíces fueron seleccionadas para el consumo humano, quizás por su mayor tamaño y vigor.
De acuerdo al trabajo del CIP, Lavado explicó que “cuando las poblaciones ancestrales de América comenzaron a cultivar batata habrían notado ventajas en esas raíces y seleccionaron las plantas que tenían los genes bacterianos. Desde ese momento comenzó la difusión del cultivo transgénico a través de la Polinesia y el sudeste de Asia, y después hacia el resto del mundo”.
Fernando Carrari, docente de la cátedra de Genética de la FAUBA e investigador del INTA y del Conicet, explicó que, al igual que ocurre con los transgenes, los genes encontrados en las batatas son funcionales: “Es decir que se expresan igual que cualquier otro gen de la misma planta. Además, parte de ellos fueron encontrados sólo en las batatas cultivadas y no en sus parientes silvestres”.
“Estas revelaciones sugieren que, quienes consumimos batatas, venimos comiendo transgénicas naturales mucho antes de que el hombre haya obtenido la primer planta genéticamente modificada en forma artificial”, agregó Gustavo Schrauf, profesor a cargo de Genética de la FAUBA.
Por otra parte, Carrari sostuvo que “estos hallazgos no resultan extraños porque se sabe que bacterias del género Agrobacterium pueden transferir parte de su ADN a células vegetales de distintas especies de cultivos. A su vez, otros microorganismos también interactúan con las células vegetales a partir del intercambio de material genético.
Por esto, sería esperable que a partir del conocimiento de los genomas completos de un gran número de seres vivos, comencemos a develar procesos y mecanismos de intercambio de ADN que hasta el momento parecen controversiales”, concluyó.