SE TRATA DEL RESULTADO DE UNA INVESTIGACIÓN REALIZADA EN LA UNIVERSIDAD DE WAGENINGEN, HOLANDA.

El grupo de investigadores ha conseguido una pasta a partir de las hojas y tallos, con la que incluso se puede fabricar cartón.

Los investigadores Edwin Keijsers, Fátima Pereira da Silva y Christian Bolck, miembros del programa de investigación “Biobased materials”, han conseguido una pulpa a base de fibra de la planta de tomate, a partir de las hojas y tallos, que permite fabricar envases orgánicos que incluso huelen a tomate.

Una de las ventajas, según este grupo de investigadores, es que los invernaderos generan hojas y tallos más que suficientes para la elaboración de los envases necesarios, garantizando la materia prima para su producción.

Hasta ahora, estos restos iban destinados directamente a los basureros o, en el mejor de los casos, a la producción de abonos orgánicos. Con este logro de los investigadores de Wageningen, además de ahorrar en costes, se eliminan emisiones de carbono y la difícil gestión de este residuo.

Para Christiaan Bolck, “éste es el camino, utilizando los materiales vegetales de forma eficiente, tenemos un buen ejemplo de economía de base biológica”.

La universidad de Wageningen ha desarrollado este proyecto en colaboración con la Interprofesional Holandesa de Horticultura, Kenniscentrum Papier & Karton y Kenniscentrum Plantstoffen, con la idea de que a partir de esta pasta conseguida con los tallos y las hojas de las plantas de tomate se pueda producir cartón.