La autonomía alimentaria es del 10% y la Isla está en condiciones de alcanzar el 20% y el 30% en los próximos años.
Gran Canaria apenas cultiva 9.000 hectáreas de las más de 30.000 que dispone de regadío, una infrautilización de las tierras con la que el Cabildo se propone acabar para avanzar hacia la soberanía alimentaria, que no es en absoluto una utopía, como tampoco lo fue la hídrica gracias a la desalación.
Así lo aseguró ayer el presidente insular, Antonio Morales, en la inauguración de las I Jornadas de Soberanía Alimentaria, Territorio y Desarrollo Rural que se celebran en la Granja del Cabildo, donde se puso de relieve el poder del consumidor para lograr el cambio.
Gran Canaria tiene suelos, recursos, capacidad y, en definitiva, condiciones para superar su 10 por ciento de autonomía alimentaria y alcanzar en los próximos años el 20, el 30, “e incluso ojalá que el 40 por ciento que establece la FAO”.
Para ello, el Cabildo impulsa diversidad de medidas como la creación de un banco de tierras con los suelos públicos y privados en desuso, un banco de semillas, impulsa la reapertura de infraestructuras actualmente cerradas como el centro agropecuario Los Corralillos y la Casa del Vino, o el diseño de un ambicioso programa formativo de 140 cursos para 2016 ya en marcha, además de unir al sector y sus más de 40 organizaciones en un consejo insular.
Y es que un 10 por ciento de autoconsumo es una cifra realmente “vergonzosa”, aseguró el consejero de Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo, quien expuso el Plan Estratégico de Desarrollo Rural de Gran Canaria ante un auditorio repleto, lo que demuestra el interés e implicación de organizaciones y municipios en pro del autoconsumo.
Morales recordó que la soberanía alimentaria es un concepto defendido por la ONU al que Gran Canaria se suma por “muchísimas razones”, como que importar el 90 por ciento de lo que consume afecta no solo a la dependencia, sino al empeoramiento del cambio climático -como ejemplo citó la energía que consume transportar un yogur desde Francia-, lo que se suma a que Gran Canaria solo produce el 1 por ciento de sus insumos.
Por tanto, prosiguió, el proyecto ecosocial del Cabildo se sustenta en tres pilares: la soberanía hídrica, la energética –de la que también depende el agua desalada para la agricultura-, y la alimentaria. Se trata de “un tridente fundamental para el desarrollo de Gran Canaria”.
En cualquier caso, hay “muchísimas cosas que hay que corregir porque no puede ser que a veces se ayude más a un producto importado que al de la Isla”, aunque también es “muy importante la concienciación, leer bien las etiquetas y apostar por el consumo de cercanía, dar valor a los mercados locales: los consumidores pueden ser los primeros en ayudar”.
Concienciación e implicación ciudadana, las claves
Los ponentes coincidieron en esta necesidad de avanzar en la implicación ciudadana, tal como manifestó la consejera de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra, Isabel Elizalde, quien apuesta por la soberanía alimentaria como herramienta para empoderar el producto local y frenar el cambio climático, un problema global que hay que solucionar desde la ciudadanía a través de los grupos de acción social.
Estos grupos, que actúan de intermediarios entre los productores locales y la administración, tienen mucho potencial para ganarle terreno a la agroindustria, que en el caso de Navarra da “mucho empleo”, pero al querer crecer dejó de consumir productos locales para buscar materia prima barata e importada con toda una serie de consecuencias negativas para la producción local, el paisaje y hasta la autoestima.
También Asier Arcos, técnico de la Fundación Social Emaús, también se refirió a la necesidad de que la ciudadanía revalorice el mundo rural para “hacer” desde lo local. En este sentido, expuso los resultados de un trabajo de investigación efectuado en Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, donde estudiaron doce experiencias agrícolas de las que extrajo la conclusión de que la ciudadanía, como consumidor responsable, tiene un papel preponderante en el desarrollo de las iniciativas rurales.