LA SITUACIÓN ECONÓMICA REVIERTE EN EL NÚMERO DE CULTIVOS.

Aunque pudiera parecer que a las plagas no les afecta la coyuntura económica, indirectamente se ha venido a sumar al control biológico y a las tareas culturales para controlar y mermar su proliferación y desarrollo.

Los bajos precios de las frutas y verduras han propiciado una disminución en los cultivos que se destinan en verano a proveer el mercado local e interior, produciendo un paro biológico no programado.

Este hecho ha venido a significar una disminución considerable de plagas que, como la mosca blanca, comenzaban a proliferar tras el verano al zoco de estos cultivos, para continuar propagándose por el resto.

Si bien la mosca blanca ha mermado de manera importante otras, como el trips y la tuta, se mantienen incrementando levemente su presencia.

Los técnicos manifiestan que si bien no resulta preocupante, sí se hace necesario tomar todas las precauciones posibles, porque, sin duda, esta es la señal de aviso de lo que se puede aproximar teniendo como referencia la virulencia de la mosca blanca de la campaña anterior.

El abandono de cultivos por el coste de semillas, abonos y agua ha supuesto una puesta en barbecho de muchos terrenos de cultivo, en el municipio de La Aldea, como no se daba desde hace muchos años.

Incluso quienes plantan para el autoconsumo se lamentan por conseguir las frutas y verduras más baratas en los comercios que en sus propias fincas.

Y es que de una manera u otra, la crisis económica afecta hasta la procreación de las plagas.