ASÍ LO HA DETERMINADO EL TRIBUNAL DE JUSTICIA EUROPEO EN UNA SETENCIA QUE, ALGUNOS SECTORES, TILDAN DE POLÉMICA.

“La miel y los complementos alimenticios que contienen polen derivado de un OMG (Organismo Genéticamente Modificado) son alimentos producidos a partir de OMG que no pueden comercializarse sin autorización previa”, según la setencia del tribunal.

No obstante, la sentencia precisa que ese polen ya no constituye en sí mismo un transgénico cuando ha perdido su capacidad reproductiva y carece de toda capacidad de transferir material genético.

Que la introducción del polen en la miel se haya producido de manera intencional o fortuita “no puede hacer que el alimento que contiene ingredientes producidos a partir de OGM quede excluido de la aplicación de dicho régimen de autorización”, según se desprende de la setencia.

El caso se refiere a la demanda interpuesta por Karl Heinz Bablok, un apicultor alemán, contra el estado federado de Baviera, después de haber descubierto que la miel que producía para su propio consumo y para la venta contenía residuos de maíz genéticamente modificado.

La zona donde el apicultor trabajada estaba en las inmediaciones de unos terrenos donde el estado de Baviera ha cultivado durante años maíz transgénico MON 810, de la empresa Monsanto, con fines de investigación.

Las trazas de OGM estaban también presentes en el polen de maíz que el apicultor producía como complemento alimenticio.

Ante el temor a que se prohibiera la venta de sus productos debido a la presencia de trazas de transgénicos, el apicultor presentó una denuncia ante los tribunales alemanes que, a su vez, elevaron el caso al Tribunal de Justicia de la UE.

La sentencia dictada recuerda que la normativa europea exige que la comercialización o liberación intencional en el medioambiente de transgénicos sólo se pueda realizar previa autorización.

Además, subraya que la obligación también se aplica a los OGM destinados a la alimentación humana, a los alimentos que contengan transgénicos, a los que se han producido a partir de OGM o a los que contengan ingredientes producidos a partir de estos organismos.

La obligación de autorización existe con independencia de la proporción de material modificado genéticamente contenida en el producto en cuestión, aclara el fallo.

La Comisión Europea admitió que las importaciones de miel procedentes de algunos países “sufrirán probablemente el impacto” de la sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que impedirá vender sin un permiso la miel que contenga trazas de un transgénico.

“Es muy posible que la sentencia tenga un impacto sobre las importaciones de miel a la UE, algunas de ellas proceden de China y Argentina, donde hay transgénicos, por lo que tendremos que examinar el asunto con los Estados miembros”, indicó el portavoz comunitario Frédéric Vincent.

La UE importó 39.000 toneladas de miel procedente de Argentina y 33.000 toneladas de China en 2009, lo que convierte a ambos países en los mayores suministradores de ese producto a los Veintisiete.

Fuentes comunitarias han explicado que la mayoría de los OGM que se cultivan en Argentina están autorizados en la UE, por lo que en principio las importaciones desde ese país no se verán muy afectadas.

La situación es distinta en el caso de China, donde se emplean algunos transgénicos no autorizados en territorio comunitario. Está por ver además de qué manera afectará la decisión judicial a la miel que ya se encuentre en el mercado europeo.

Las mismas fuentes explicaron que en España, que cuenta con el 80 % de la superficie europea destinada a OGM, hay muchas posibilidades de que en las regiones donde se dan esos cultivos la miel esté contaminada con trazas de transgénicos.

En todo caso, “desde el punto de vista sanitario no hay ningún riesgo” derivado del consumo de miel con residuos de transgénicos autorizados, según las fuentes.

El asunto se abordará con expertos de los Estados miembros en una reunión del Comité Permanente de la Cadena Alimentaria, el próximo 22 de septiembre.

A la denuncia interpuesta por Heinz Bablok se sumaron después otros cuatro agricultores afectados por el mismo problema.

Organizaciones ecologistas como Friends of the Earth Europe valoraron el fallo judicial, al considerarlo “una victoria para los apicultores, los consumidores y para el movimiento que propugna una agricultura sin transgénicos”.