Un proyecto europeo está logrando que el tomate sea resistente a la sequía y plagas y virosis.
A través de un proyecto europeo de investigación se está llevando a cabo en Israel el estudia del cultivo de tomates resistentes a la sequía, destinado a identificar nuevas formas de aumentar el rendimiento de las tomateras.
Los investigadores creen que la respuesta correcta no está en los organismos genéticamente modificados, sino en la naturaleza de la misma.
Trabajan con 40.000 plantas de tomate de unas doscientas variedades distintas. Algunas de ellas sólo recibieron agua durante tres semanas, al comienzo de la temporada. Eso fue todo, ni una gota más durante el largo y caluroso verano.
Amit Koch, científico especializado en plantas por la Universidad Hebrea de Jerusalén, señala que una parte de las tomateras plantadas tienen agua: “está probado: los tomates que tienen buen riego y nutrición, crecen. Pero queremos ver si estas tomateras pueden dar una buena producción, un buen rendimiento y tomates hermosos, sin riego. Y después de que las identifiquemos, podremos llevar a cabo otros experimentos.”
Daniel Zamir, científico y coordinador del proyecto, explica que el enfoque “consiste en utilizar la biodiversidad natural para identificar qué rasgos de las especies silvestres nos interesan y transferirlos a los tomates convencionales, cruzándolos de forma natural. Nuestro objetivo es lograr tomates que tengan los rasgos tradicionales más un “bonus” aportado por las especies silvestres”, explica.
Ahora bien, para poder ser comercializados, los tomates resistentes a la sequía deben cumplir primero ciertos criterios. Una vez seleccionados se evalúan en el laboratorio. Se analizan unos 700 tipos de tomate por temporada. Con el paso del tiempo, el centro ha reunido una colección de semillas procedentes de 12.000 variedades de tomates.
El científico Matan Oved, explica que para que los tomates en estudio pasen la criba les “importa mucho el sabor. También tratamos de obtener un alto contenido de azúcar, diferentes aromas y nos centramos mucho en el color del tomate.”
Una vez que se identifican los tomates más prometedores, se pasa al estudio de su ADN. Las plantas con rasgos específicos se cruzarán con otras especies silvestres, para obtener nuevas posibilidades.
Yael Goldberg, biotecnóloga confirma que “están examinando cientos de muestras de ADN y de ahí vemos cuáles son las que más resistencia tienen a la sequía , así como las que van a contribuir a que los tomates sean buenos y más resistentes. Después, seguiremos investigando y cultivando esas variedades específicas.”
De igual manera, se está llevando a cabo una investigación similar con especies, no sólo resistentes a la sequía, sino también a plagas y enfermedades que condicionan el rendimiento de las tomateras.
Ninguna de estas variedades seleccionadas se ha comercializado aún.