LA CAUSA RESIDE EN UN PARÁSITO DE ORIGEN ASIÁTICO
“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”. Esta cita se le atribuye a Albert Einstein, pero ¿Por qué el hombre sólo viviría 4 años, según la cita de Einstein? Porque sin abejas no existe la polinización, y sin polinización no hay reproducción en las plantas, sin plantas no hay alimentos para los animales vegetarianos, y para quienes se alimentan de ellos.
Pero el asunto es que no hay ningún registro de que Einstein haya dicho tal frase. Investigadores especializados en citas de Einstein han buscado por todos lados, por sus libros, sus escritos, sus entrevistas, dichos, etc. y nada. Incluso realizaron una revisión en los medios gráficos desde 1955, año en que falleció, y la frase comienza a aparecer en 1994.
Y lo hace en el contexto de una protesta en Bélgica que realizaron los cuidadores de los panales de abejas. La frase se distribuía en un panfleto de la unión de apicultores. Ellos decían que si los forzaban a salir del negocio, por culpa de precios bajos de la miel importada, entonces junto con ellos desaparecerían las abejas, y si ellas desaparecían, también lo haría el hombre.
Las razones que daban es que el 85% de las plantas europeas dependen de las abejas para reproducirse. “Será una reacción en cadena”, decían. Y no les faltaba razón.
Lo que era falso de su discurso era la atribución a Einstein de semejante dicho. Ahora esa frase ha circulado por todos los medios del mundo desde hace años, y más desde que el año pasado comenzasen a desaparecer las abejas.
No obstante, como habían empezado a darse casos similares en diversos lugares del mundo se lo apodó el “síndrome del despoblamiento de las abejas”. Se había dicho que tal vez fuese un virus, los pesticidas, un hongo o incluso los teléfonos móviles. Pero hasta ahora no había habido ninguna comunicación de base científica sobre el asunto.
Un grupo de investigadores españoles cree haber dado con la causa de este terrible mal que aqueja a las abejas del Planeta. Analizaron muestras de todas partes de España, y de diversos países como Francia, Alemania, Eslovenia, Polonia, Austria y Argentina.
Llegaron a la conclusión de que la desaparición de abejas se debe a un parásito asiático, el “Nosema ceranae”, que aparte de ser el causante de la despoblación produce un descenso en la producción de las colmenas.
El grupo español explica la desaparición total de las abejas, ya que lo extraño era que los apicultores no encontraban ni siquiera los cadáveres. Según dicen los científicos, las abejas cuando se sienten débiles, se alejan de la colmena, como mecanismo de defensa. De esta forma mueren lejos y los depredadores se comen sus restos.
El resultado de la desaparición de las abejas obreras hace que el resto de la colmena no pueda sobrevivir y acaba muriendo de inanición. De este modo, las pecoreadotas (buscadoras de néctar) salen en busca de comida y no regresan a la colmena, abandonando a la abeja reina, que asume sus funciones hasta morir por agotamiento.
Hasta la fecha el único tratamiento que se conoce es un medicamento de uso veterinario, fumagilina, que incide sobre el parásito intracelular. Sin embargo, la polémica suscitada por carecer de los límites máximos de residuos para la sustancia activa, ha provocado que la Agencia Española del Medicamento revocase su uso.