NEUTRALIZA LOS RADICALES LIBRES, REGULA LA TENSIÓN ARTERIAL, ES ANTIINFLAMATORIA Y PURIFICA LA SANGRE.

También conocida como la fruta de la paciencia, por el tiempo y la destreza para desgranarla, la granada es de esos alimentos que dan crédito al viejo consejo hipocrático de hacer del alimento nuestra medicina.

 

Y es que en los últimos años se han realizado investigaciones gracias a las cuales se sabe que, entre otras propiedades, ayuda a neutralizar los efectos nocivos de los radicales libres previniendo la oxidación, purifica la sangre, evita la formación de placas de ateroma, alivia la acidez estomacal, ayuda a hacer la digestión, regula la presión sanguínea, tonifica el organismo, refuerza el sistema inmune y ayuda a prevenir la aparición de numerosas enfermedades, incluido el cáncer. Especialmente ingerida como zumo.

Esta fruta, originaria de la antigua Persia, se consume desde hace tanto tiempo que incluso se han encontrado restos de ella en tumbas egipcias de hace cuatro milenios.

Se sabe también que los griegos la consideraron símbolo del amor y de la fecundidad –por eso la utilizaban en los rituales dedicados a la diosa Afrodita- y que para los romanos era un remedio efectivo para tratar problemas intestinales. A nuestro país llegó de la mano de los árabes siendo después llevada a América.

Pues bien, de un tiempo a esta parte el consumo de granadas –y más concretamente del zumo que se obtiene con ellas- está creciendo en todo el mundo tras saberse que posee una extraordinaria capacidad antioxidante –mayor incluso que la del té verde y el vino tinto- ayudando a prevenir numerosas patologías incluidas las neurodegenerativas, las cardiovasculares y el cáncer así como el envejecimiento prematuro.

El refranero popular cita “granada madura, tentación segura”. Y no le falta razón porque el llamativo aspecto de una granada y su agradable sabor –entre dulce y ácido- la convierten en una de las frutas de otoño más apreciadas. También es fuente de fósforo, cloro, manganeso, silicio y zinc así como de calcio y magnesio (guardando estos dos minerales un excelente equilibrio), cobre y hierro (la presencia del primero ayuda a una mejor asimilación del segundo).

Sin embargo, el mineral más abundante y apreciado de la granada es el potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular además de intervenir en el mantenimiento del necesario equilibrio de la trascendental bomba sodio-potasio.

La granada es además muy rica en fibra y de bajo valor calórico debido a su escaso contenido en hidratos de carbono. Contiene asimismo ácido cítrico (desinfectante, alcalinizador de la orina y potenciador de la acción de la vitamina C), ácido málico, flavonoides (pigmentos de acción antioxidante) y taninos (sustancias extraordinariamente antioxidantes y con propiedades astringentes y antiinflamatorias de las mucosas del tracto digestivo).

Eso sí, para que tales propiedades se mantengan intactas y su consumo nos aporte tan interesantes sustancias es necesario seguir una serie de recomendaciones.

La primera, elegir piezas que no presenten cortes ni magulladuras. Es importante que la piel esté dura, tersa y tenga un color vivo. Sepa además que las granadas se mantienen en buenas condiciones no ya días sino incluso semanas a temperatura ambiente aunque es preferible guardarlas en el frigorífico.

Actualmente se conocen bien sus propiedades medicinales pues son numerosos los centros de investigación en los que se han llevado a cabo estudios para establecer con detalle los posibles beneficios terapéuticos. Y hasta la fecha se ha contrastado que esta fruta es:

-Antioxidante: sus abundantes flavonoides, taninos y vitaminas la convierten en una de las frutas con mayores propiedades antioxidantes de la naturaleza. Por eso su consumo habitual previene el envejecimiento y contribuye a reducir el riesgo de padecer enfermedades degenerativas, cardiovasculares y cáncer.

-Astringente, diurética y digestiva: la granada ayuda a limpiar el organismo a la vez que está indicada para quienes sufren diarrea, colitis, flatulencia, mala digestión, ardor de estómago, gastroenteritis, acidez o hernia de hiato. En general está indicada en todas las alteraciones digestivas y, de hecho, ya Hipócrates utilizaba su jugo como remedio para los males del estómago y los intestinos.

-Depurativa: también se considera buena para el hígado ya que lo depura y fortalece. Y los mismos efectos parece producir en la sangre ya que se ha comprobado que una cura prolongada con zumo de granadas desintoxica y purifica la sangre regenerándola.

Varios ensayos clínicos realizados en el 2005 en la Facultad de Medicina de la Universidad de California (Estados Unidos) demostraron que tomar un vaso de zumo diario durante tres meses mejora sustancialmente la fluidez de la sangre. Además su elevado contenido en agua, potasio y ácido cítrico facilita la eliminación de líquidos y mejora la función de los riñones. Por eso es recomendable en casos de hiperuricemia, litiasis renal, obesidad o hipertensión.

-Antiinflamatoria y antiséptica: la granada tiene también propiedades antiinflamatorias y antisépticas por su contenido en ácidos cítrico y málico. Se ha constatado útil incluso para tratar inflamaciones crónicas que han resistido a los tratamientos convencionales y las que se producen en las mucosas digestivas. Y se ha mostrado eficaz igualmente en casos de faringitis, sinusitis crónicas y otitis. Es más, su acción en las otitis crónicas supurantes es extraordinaria siendo casi el único remedio realmente útil y duradero.

-Cardioprotectora: investigaciones recientes llevadas a cabo con ratones por el profesor Michael Aviram -de la Universidad de Haifa (Israel)- han constatado que el zumo de granada reduce los niveles de colesterol malo en sangre y evita la formación de placas de ateroma en las paredes arteriales previniendo así su endurecimiento patológico.

Sus estudios -publicados en la revista Atherosclerosis- indican que sería suficiente tomar un vaso de 180 ml de zumo al día durante tres meses para reducir el riesgo de arteriosclerosis. Asimismo asevera que los azúcares del zumo de granada no modifican los niveles de glucemia de los diabéticos. Hay que decir que este mismo investigador constató antes también las ventajas antioxidantes del vino tinto, el aceite de oliva y el regaliz.

Un trabajo posterior demostraría que un vaso de zumo de granada tiene hasta tres veces más capacidad antioxidante y antiaterosclerótica que la misma cantidad de té verde, vino tinto o zumo de arándanos. “Tomando cada día un zumo de granada –afirma el doctor Richard Bogle, cardiólogo del Hospital Hammersmith de Londres y autor de esa investigación- se puede mejorar el funcionamiento de los vasos sanguíneos, reducir el endurecimiento de las arterias, disminuir el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca y mejorar la salud del corazón”.

Han sido sin embargo investigadores de la Universidad de Nápoles (Italia) quienes han dado cifras: el tamaño de las lesiones arteroscleróticas se reduce hasta en un 44% cuando se toma un vaso de zumo de granada cada día durante tres meses. Así lo comprobaron al menos en ratones que presentaban altísimos niveles de colesterol malo en sangre y que habían desarrollado aterosclerosis.

Queda decir que la granada protege el óxido nítrico, sustancia que se encuentra en pequeñas cantidades en el interior del cuerpo y que está involucrada en la relajación muscular y en la vasodilatación además de participar en la regulación del flujo y presión sanguíneas lo que refuerza la certeza de que ayuda a prevenir los problemas cardiovasculares.

-Neuroprotectora: al menos para el cerebro de los neonatos. El doctor David Holtzman –jefe de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos)- realizó un estudio con ratones comprobando que los polifenoles de la granada, consumida por las madres gestantes, protege el cerebro del feto frente a posibles lesiones hipóxicas-isquémicas en el momento del parto, en especial si se produce de forma prematura.

Según este experto uno de los mayores riesgos en un nacimiento prematuro es que haya un flujo deficiente de sangre en el cerebro del bebé y, por consiguiente, menor aportación de oxígeno y ello dar lugar a una encefalopatía isquémica o a una parálisis cerebral. Pues bien, Holtzman piensa que ese riesgo podría reducirse de forma notable si la madre toma zumo de granada durante la gestación. “Ahora nos estamos centrando –añadiría- en aislar los ingredientes neuroprotectores del zumo de granada para preparar con ellos un concentrado, comprobar su capacidad para reducir daños cerebrales y probarlo, por ejemplo, en disfunciones neurológicas como el Alzheimer”.

-Antianémica: su utilidad en casos de anemia se debe a su riqueza en minerales, especialmente en hierro y al hecho de que al contener también vitamina C y cobre se facilita la absorción del mismo.

-Estrogénica: se ha comprobado que la granada tiene efectos estrogénicos en ratones y de ahí que investigadores japoneses estén hoy evaluando los posibles efectos en el tratamiento de los síntomas que se asocian a la menopausia e, incluso, en la prevención de la osteoporosis.

-Condroprotectora: investigadores británicos del Case Western Reserve University dirigidos por el doctor Tariq Haqqi han descubierto recientemente que el zumo de granada bloquea las enzimas que contribuyen a la degradación del cartílago en casos de osteoartritis, al menos en animales de laboratorio. Los trabajos continúan para intentar saber si además de prevenir esa degradación su consumo fomenta la reparación del cartílago.

-Anticancerígena: esta propiedad –contrastada por numerosos estudios- también se atribuye a la riqueza en antioxidantes de la granada. Así lo afirman, por ejemplo, los expertos de la Universidad de Madison (Estados Unidos) que ya en 2005 publicaron los resultados de varios trabajos en los que se había comprobado que la ingesta regular de zumo de granada inhibe el crecimiento y desarrollo de células de cáncer de próstata.

Más recientemente, el equipo dirigido por el doctor Allan Pantuck -urólogo del Centro del Cáncer Johnson de la Universidad de California- ha publicado un informe en el que se afirma que el consumo de esta fruta desacelera significativamente la progresión de tumores en la próstata. En el estudio participaron cincuenta hombres con cáncer de próstata que habían sido sometidos a radiación, cirugía y otros tratamientos para combatir su cáncer antes de incorporarse a la investigación.

Según los resultados en los hombres que tomaron la bebida a diario durante tres meses se retrasó la duplicación de los niveles de PSA –proteína que indica la presencia de este cáncer- en sangre hasta los 54 meses cuando anteriormente la proteína se duplicaba cada 15. Y todo ello sin que se reportara el más mínimo efecto adverso durante el experimento.

“Aún es pronto –dice sin embargo prudente el doctor Pantuck- para recomendar el consumo de granada a los afectados de cáncer de próstata porque la evidencia es preliminar. No esperamos que el zumo cure la enfermedad pero sí creemos que podría demorar o evitar la necesidad de otras terapias más agresivas o con efectos colaterales negativos. Por resumirlo, diré que el zumo de granada podría resultar un excelente tratamiento no tóxico que evitara que muchas personas terminaran con metástasis o muriendo a causa del cáncer de próstata”.

También la Phillipps University de Alemania ha publicado informes sobre esta significativa actividad antitumoral de la granada y del zumo que se elabora con ella. Y la Universidad de Illinois (Estados Unidos) ha evaluado en ratones su eficacia preventiva y los efectos anticancerígenos en casos de tumores mamarios. La investigación se ha extendido hoy a los melanomas.

En suma, los resultados en casos de cáncer son tan esperanzadores que cada vez más universidades y centros de investigación están analizando los distintos componentes y propiedades de esta excepcional fruta para ver si se puede prevenir o tratar con ella la enfermedad.

Hasta aquí las propiedades constatadas de la granada. Sólo resta decir que su consumo debe ser vigilado por un profesional en los casos de personas que padezcan insuficiencia renal o requieran controlar el aporte de potasio al organismo así como entre quienes toman diuréticos. Es ideal, en cambio, para las personas aquejadas de bulimia.

Con lo expuesto, una granada sustituiría cualquier botiquín que se precie. No hay excusa para disfrutar de las excelentes granadas que nuestros campos nos ofrecen.