ASÍ LO EXPLICABA EL INFLUYENTE DIARIO “L’ECONOMISTE” EN UN ARTÍCULO TITULADO “TOMATES CONTRA PESCADOS”.
El convenio de pesca entre Marruecos y la Unión Europea, pendiente de ratificación por parte del rey Mohamed VI desde febrero, tendrá que esperar. El conflicto abierto por el acceso de las hortalizas marroquíes al mercado comunitario se ha cruzado en el camino.
«Tomates contra pescados», titulaba el influyente diario «L’Economiste», que añadía que «Rabat retrasa la puesta en marcha del acuerdo de pesca», poniendo negro sobre blanco lo que ya todo el mundo comentaba en Rabat.
El pasado 23 de abril, en la inauguración de un foro agrícola en la ciudad de Meknés, el ministro marroquí de Agricultura y Pesca, Aziz Ajanuch, y su (entonces) homólogo español, Miguel Arias Cañete, negaron que los dos asuntos estuvieran vinculados, pero en el público todos sonrieron con escepticismo y leyeron las declaraciones como “políticamente correctas”.
En privado, los funcionarios marroquíes de alto rango admiten que Marruecos defiende sus intereses “con todas las armas a su alcance”, y justifican así el retraso en la ratificación del acuerdo de pesca, que ya nadie considera sea cuestión de días ni de semanas, sino posiblemente de meses.
Los propios exportadores marroquíes de frutas y hortalizas, que han puesto el grito en el cielo por las nuevas condiciones de entrada de sus productos en el mercado europeo, entienden que el problema ya ha traspasado los límites del sector.
Para el portavoz de la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas, APEFEL, Munir Omar, “es un problema político, estamos tocando a la dignidad de un país; ahora todo está de nuevo sobre la mesa”.
Según fuentes próximas a las negociaciones, hace ya semanas que el caso pasó a manos de la diplomacia marroquí, que aplica a la cuestión criterios políticos y ya no técnicos.
[quote]En privado, los funcionarios marroquíes de alto rango admiten que Marruecos defiende sus intereses “con todas las armas a su alcance”.[/quote]
Además, “se han cruzado las elecciones europeas en el conflicto y el actual bloqueo con Marruecos se ha convertido en un tema electoral europeo”, reflexionó Munir, abundando en el pesimismo sobre una salida inmediata al doble conflicto.
“Del mismo modo que yo no quiero que mis vecinos españoles que viven de la pesca se queden en la estacada, tampoco quiero que nosotros, agricultores marroquíes que dependemos de la exportación del tomate, nos quedemos tirados”, subraya.
Según los cálculos del Gobierno marroquí, la entrada en vigor de las nuevas medidas agrícolas (que no será hasta octubre) supondrán la pérdida de 30.000 empleos y de 130.000 toneladas que no podrán ser exportadas, cifra que la asociación gremial aumenta hasta las 150.000 toneladas.
Munir recuerda que la interconexión no es solo entre pescado y hortalizas, sino también entre Marruecos y España: “¿De donde cree que los agricultores marroquíes compramos los abonos, plaguicidas, plásticos de invernadero y todos los insumos? De España, por lo que también en España hay quien está perdiendo por estas nuevas condiciones”.
Sin embargo, han sido las organizaciones agrarias españolas las que tradicionalmente más se han quejado de los “abusos” con que Marruecos supuestamente interpretaba el acuerdo agrícola para jugar con las fechas y los contingentes e “inundar” el mercado europeo con tomate a precio muy bajo.
La nueva normativa comunitaria, que va a obligar al tomate marroquí a ceñirse al contingente a precio preferencial o a precios regulados por la Organización Mundial del Comercio, se ha establecido precisamente para tratar de imponer criterios más claros y menos interpretables.
Los analistas creen ahora que Marruecos ha jugado muy fuerte y quiere obligar a la Comisión Europea a volver sobre sus propias decisiones en la cuestión agrícola, antes de que el texto llegue al Europarlamento, algo que parece improbable.
Ante este panorama, el presidente de FEDEX, José Juan Bonny, preguntó al ex ministro Arias Cañete, si el tomate será la moneda de cambio para el acuerdo, a lo que éste último contestó que, por lo menos a dos años vista, no será posible.
Mientras tanto, el centenar de pesqueros españoles espera amarrado en puerto a que se resuelva el nuevo embrollo agrícola. Llevan dos años y cuatro meses en el dique seco.