El Cabildo presenta un plan de acciones para conservar la palmera canaria y protegerla frente a plagas y enfermedades que le afectan.
La consejería de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo ha dirigido el trabajo de evaluación del estado de conservación de la Phoenix Canariensis, con el Gobierno canario, ayuntamientos, científicos y ecologistas.
El plan contempla un paquete de medidas fitosanitarias concretas para combatir plagas y enfermedades en los palmerales de Gran Canaria, que han sido acordadas, bajo la coordinación del Cabildo de Gran Canaria, para garantizar en el futuro la supervivencia de la palmera canaria (Phoenix canariensis).
Estas medidas se incluyen en el Informe de Conclusiones de la Comisión Técnica de Palmerales, comisión creada por el presidente de la corporación insular, José Miguel Bravo de Laguna, en septiembre de 2013.
En los trabajos de esta comisión, han participado el Gobierno de Canarias, ayuntamientos, las dos universidades de Canarias, organizaciones no gubernamentales, ecologistas, productores, viveristas y otros sectores empresariales relacionados con el comercio de plantas, así como representantes del sector turístico y podadores autónomos.
El informe presentado servirá como documento base para el desarrollo de acciones en favor de los palmerales, acciones que, según el presidente insular, “exigirán el máximo grado de coordinación entre todas las administraciones públicas”.
Tras el exhaustivo análisis realizado en los últimos meses, se han obtenido datos detallados sobre las palmeras de jardinería turística, de jardinería de carreteras y obras públicas, de jardinería urbana, de palmerales silvestres y de palmeras singulares.
Para conseguir los objetivos de este plan se requiere de la implicación de la Unión Europea, el Gobierno de España, el Gobierno de Canarias, los ayuntamientos, las dos universidades canarias, así como los ciudadanos cuyo trabajo se relacione con la palmera o que tengan palmerales en su territorio.
Con el fin de evitar la hibridación de especies y la introducción de agentes que provoquen enfermedades o la muerte de nuestras palmeras, es necesario mantener la prohibición de la importación de palmeras de elevado porte a la isla, además de intensificar la labor inspectora en las vías de entrada de puertos y aeropuertos.
Concretamente, para el control de la Diocalandra frumenti, la Comisión Técnica de Palmerales recomienda agilizar la coordinación interadministrativa y los trámites legales y administrativos para facilitar actuaciones en las palmeras o palmerales infectados, además de evaluar el alcance real de la plaga en la isla.
Se propone también la eliminación de los corredores artificiales de palmeras cultivadas en los márgenes de las carreteras que enlazan áreas afectadas con palmerales de origen silvestre y revisar los procedimientos de la generación, transporte y transformación de restos vegetales en plantas de tratamientos de residuos.
Otra de las medidas que se está desarrollando en el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), es la creación de una feromona de agregación (consiste en un atrayente para poder hacer capturas masivas por trampeo controlado), el reconocimiento de fauna útil, repelentes o insecticidas de origen natural y técnicas de endoterapia arbórea (se trata de introducir en la planta, mediante inyecciones con pequeños taladros, productos químicos autorizados).
Como prácticas culturales idóneas a la hora de tratar palmeras y para evitar daños y heridas que puedan ser aprovechadas por patógenos oportunistas, la Comisión recuerda que no conviene cepillar los estipes ni utilizar instrumental que lo dañen o perforen.
Además de las medidas fitosanitarias y de las correctas prácticas culturales, para la gestión de los palmerales silvestres los expertos proponen la detección de un marcador genético exclusivo de la Phoenix canariensis, el control y erradicación de ejemplares de Phoenix dactylifera, la financiación europea de proyectos de I+D+I, la inclusión de los palmerales más singulares en la Red de Espacios Naturales Protegidos o en Zonas de Especial Conservación y establecer zonas susceptibles de aprovechamientos artesanales.
Para evitar que los palmerales sean afectados por incendios, desde el Cabildo se insiste en “la importancia de continuar con planes de prevención y realizar un control periódico del material combustible que se acumula entre las palmeras”.
En cuanto al número de palmeras existentes en Gran Canaria, se contabilizan en el ámbito urbano, tanto en jardinería pública como privada, unos 45 mil ejemplares. Predominan los géneros Phoenix y Washingtonia. Más de la mitad se concentra en los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Las Palmas de Gran Canaria.
En el ámbito silvestre se contabilizan más de 80 mil palmeras distribuidas en unos 320 palmerales localizados principalmente en las grandes cuencas del Guiniguada, Tirajana, Arguineguín, Fataga y Telde.
Aunque la mayoría están en la franja entre los 300 y los 600 metros de altitud, podemos encontrar palmerales desde la costa y hasta los 1.200 metros de altitud.