SEGÚN COAG EN LOS ÚLTIMOS DIEZ AÑOS, EL DIFERENCIAL ENTRE COSTES Y PRECIOS ES DE UN 18 POR CIENTO.
El secretario general de COAG, Miguel Blanco, expuso en el Parlamento Europeo “la gran contradicción europea en materia agroalimentaria y la pérdida de renta de los agricultores”. En la última década el incremento que han experimentado los precios agrarios ha sido solamente del 2 por ciento, mientras que los costes han aumentado un 20 por ciento, es decir, una pérdida del 18 por ciento, apuntan desde la organización.
Blanco, que intervino en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, en el seminario organizado por el Grupo Socialista y Demócrata sobre “Seguridad Alimentaria y volatilidad de los precios de las materias primas agrícolas”, explicó que las rentas agrícolas han tenido en este período una evolución desastrosa: en 2012, la renta agrícola ha sido un 61% inferior a la media de los salarios en la UE-27.
En este complejo escenario, las instituciones europeas han acordado una Reforma de la PAC continuista de la anterior. En 2003, la PAC sufrió una de las reformas más profundas de toda su historia, con cambios sustanciales en base a los conceptos de desacoplamiento, modulación, condicionalidad, desregulación, liberalización comercial y disciplina financiera.
El objetivo principal era adaptar la agricultura europea a las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio, actualmente en punto muerto. Los intereses de la agricultura y los agricultores europeos quedaron relegados y como consecuencia, durante estos años se ha producido un debilitamiento (desmantelamiento en algunas regiones y sectores) del sector agrario sin precedentes.
Para el secretario general de COAG la reforma de 2003 ha favorecido la especulación financiera con materias primeras agrícolas, caldo de cultivo para un perniciosa volatilidad de los precios. Nunca se había producido una caída de las rentas agrarias de esta magnitud, nunca se habían perdido tantos empleos en la agricultura y nunca el diferencial entre los precios pagados por los agricultores por los insumos y los precios percibidos por sus productos se había ampliado tanto.
En el capítulo de soluciones, Blanco apuntó que es imprescindible afrontar de una vez por todas la gobernanza de la globalización. “La agricultura y la alimentación pueden tener un papel protagonista en esta evolución, como por ejemplo lo han tenido en el proceso de construcción europea, al tratarse de los productos más sensibles y un derecho humano básico”.
Mientras se desarrolla el marco institucional que permita alcanzar estos objetivos, desde COAG proponen aplicar el principio de soberanía alimentaria a las relaciones entre Estados o bloques económicos. A nivel comunitario, reclama a la Unión Europea que abandone el enfoque estratégico decidido en 2003 para su política agraria, caracterizado por la desregulación de los mercados, el desacoplamiento de los apoyos y el recorte de las ayudas a los agricultores.
COAG ha rechazado la nueva PAC porque se centra fundamentalmente en la política de ayudas, a costa de desmantelar los instrumentos de regulación de los mercados y la preferencia comunitaria, según Blanco.
Esta desregulación es muy grave porque la mayor parte de los ingresos de los agricultores vienen vía precios y por lo tanto del mercado. “Se debe apoyar al profesional activo que trabaja directa y personalmente en su explotación y genera empleo, no a los terratenientes absentistas e improductivos”, declaró Blanco.