SE TRATA DE UN TRAJE ROBOTIZADO CON OCHO MOTORES ELÉCTRICOS QUE HA SIDO DESARROLLADO EN JAPÓN.
Pudiera parecer el personaje de un nuevo súper héroe que viene a salvar al agricultor. Otros podrían pensar que será el hit del disfraz de los próximos carnavales. Nada más lejos de la realidad. A pesar de su aparatosidad, el uso de este equipo puede reducir el esfuerzo físico en un 62% de promedio, según sus creadores.
La Universidad de Tokio de Agricultura y Tecnología ha desarrollado un traje-robot diseñado específicamente para ayudar con el duro trabajo agrícola, ya que aproximadamente el 40% de los trabajadores agrícolas en Japón tienen más de 65 años.
Reticentes a utilizar mano de obra extranjera, los japoneses están desarrollando novedosas tecnologías que podrían permitir a los agricultores de edad avanzada seguir trabajando sin fatigarse tanto.
Shigeki Toyama, el profesor de robótica que ha desarrollado este armazón, dice que puede ser utilizado por cualquier persona: “cualquiera puede usarlo sin perder una gota en la eficiencia del trabajo. Quiero aumentar los tipos de trabajo en el que se puede ayudar”.
El armazón de metal y plástico cuenta con ocho motores eléctricos, distribuidos a lo largo de las articulaciones, que permiten amplificar la fuerza de los brazos y pies. La asistencia puede ser activada tanto por sensores que registran los movimientos del cuerpo como por comando oral.
El traje confiere al usuario una agilidad y una comodidad inigualables (más incluso que no recogerlos) para desenterrar rábanos, recoger duraznos o cosechar uvas sin reumatismo, problemas de espalda, calambres u otros dolores que los agricultores conocen bien.
“Si el agricultor se inclina para realizar sus tareas, la espalda se mantendrá recta y bastará dar una orden para que las articulaciones metálicas en las piernas se estiren y le den el impulso necesario para arrancar la hortaliza sin esfuerzo”, explicó Gohei Yamamoto, uno de los estudiantes que trabaja en el proyecto.
Ya han sido desarrollados dos modelos para diferentes actividades. El más pesado, de 31 kilos, permite recoger verduras al sol y transportar bultos pesados. El segundo, de 23 kilos, sostiene la columna vertebral y los brazos, permitiendo la recolección de frutas de los árboles y hortalizas.
Según los investigadores, el uso de estos equipos puede reducir el esfuerzo físico en un 62% de promedio. La actividad muscular llevada a cabo baja a la mitad cuando el usuario dobla las rodillas. Por lo tanto, la persona puede permanecer estirada por más tiempo y sin ningún dolor.
“Para desarrollar este último modelo, hemos hecho un estudio entre 102 personas, preguntándoles qué partes de su cuerpo les duelen más durante la recolección de uvas”, señaló Yamamoto. “Resultó que los brazos, el cuello y la parte baja de la espalda eran los más afectados”.
Los primeros equipos ya han sido vendidos por unos once mil dólares, pero su precio debería caer a la mitad cuando empiece a ser producido en serie. No hay por el momento planes de exportarlo.
El mismo equipo de investigación ha comenzado a trabajar en la creación de unas gafas multimedia, que podrán proyectar información útil para el agricultor en tiempo real, según la tarea que esté llevando a cabo.
Así, un agricultor podrá ver cuánto de maduras están las frutas que está observando o seguir su propio ritmo cardíaco y consumo de calorías. Las gafas podrán indicarle, por ejemplo, que tiene que hacer una pausa tras haber trabajado demasiado, indicó Toyama.
Este tipo de programas cuenta con el apoyo del gobierno japonés, que promueve las iniciativas para desarrollar todo tipo de robots y tecnologías para asistir a personas de edad.
Seguro que por estas latitudes a más de uno le gustaría tenerlo para demandar los incumplimientos, retrasos y deudas de las administraciones sin llegar a la extenuación. Todo se andará.