LA OBRA DE YURI MILLARES Y TATO GONÇALVES, RETRATA EN PALABRAS E IMÁGENES A LOS 18 ÚLTIMOS TRASHUMANTES.
El periodista e investigador Yuri Millares, que ya había publicado un amplio reportaje sobre el tema unos años atrás, señala que “en Gran Canaria, al hacer un nuevo recuento de pastores que aún practican la trashumancia, el listado que resultó los cifra en 18, después de añadir algunos que me faltaron en 2006 y de borrar otros tantos que, por diversas circunstancias, no están mudando el ganado”.
Millares añade que una vez “establecida la lista de trashumantes que quedan, el relato que a continuación sigue es la fotografía de las visitas que hemos realizado (acompañados la mitad de las ocasiones por Isidoro Jiménez, que ejerció de guía por carreteras, pistas y caminos de la isla para localizarlos)”.
“No se trata pues –indica–, de un estudio sobre la trashumancia, sino de un retrato cercano de sus protagonistas, tanto en palabras como en las imágenes que aporta quien esta vez me ha acompañado: el fotógrafo Tato Gonçalves.
Y no se suceden en las páginas siguiendo un orden geográfico, ni alfabético, ni tampoco por criterios estadísticos o de rutas seguidas. Están ahí componiendo un relato que intenta mantener un equilibrio de intensidades (en palabras e imágenes), en favor del interés del lector por transitar con interés todas y cada una de las páginas hasta el final”.
El prólogo del libro, del maestro quesero Isidoro Jiménez, ya pone en situación al lector, explicando que “con la conquista, la cultura pastoril de las islas Canarias fue integrando elementos de otros lugares del mundo y sobre el esquema tradicional de pastoreo se entrelazaron técnicas procedentes de otros lugares dando como resultado unas estrategias pastoriles muy complejas y especializadas”.
Por eso, dice, “en el caso de Gran Canaria existen básicamente, como en otros muchos aspectos sociales y ambientales, dos culturas diferentes: el Sur, fundamentalmente cabrero, frente a un Norte donde el pastoreo es mayormente de ganado ovino.
En ambos casos la técnica pastoril era básicamente trashumante de costa a cumbre, pastando los rebaños en las zonas bajas en la época invernal y ascendiendo a los pastizales de montaña en verano y otoño para volver a los corrales de medianía baja en la época de la paridera”.
“En la actualidad –añade–, aunque los cabreros del sur y este de la isla siguen manteniendo grandes rebaños, cada vez utilizan menos los pastos como recurso alimenticio, por lo que los movimientos de ganado se han reducido, en general, a las superficies más cercanas a los corrales; sin embargo en la zona noroeste y en la cumbre de la isla quedan pastores de ovejas que no solo mueven diariamente sus rebaños buscando los mejores pastos, sino que incluso tienen corrales en diferentes zonas según las épocas del año”.
Sin duda, una obra imprescindible.