Ha sido desarrollado por científicos de la Universidad de Bochum, Alemania, y permite medir en tiempo real los requerimientos precisos de abono.
Los excesos nunca han sido buenos para la agricultura, al igual que tampoco lo han sido los defectos, es decir, quedar por debajo de los necesario. Bien saben los agricultores que el equilibrio es el que aporta el excelente resultado.
Aplicar demasiado abono puede perjudicar al desarrollo de la planta, implica un mayor coste sin beneficios y, en caso de llegar a la capa friática, puede llegar a suponer un importante problema para el recurso hídrico.
La Comisión Europea ha venido advirtiendo de este hecho y ha recomendado a algunos países su control, como en el caso de Alemania que rebasa las normas europeas establecidas.
Para evitar esta mala praxis, el investigador de la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, Nicolas Plumére, ha desarrollado un sensor de nitrato. Desde su infancia, que transcurrió en una granja de Alsacia, Plumére se preguntó cómo podría determinarse la cantidad de abono necesaria para cada cultivo. Con el tiempo, la pregunta se trasladó al campo científico.
Así, ha logrado crear un aparato de fácil manejo y más pequeño que un teléfono móvil. A diferencia de los métodos aplicados hasta ahora, el cálculo de los requerimientos de nitrato no se realiza en un laboratorio. De este modo se ahorra dinero y tiempo.
El sensor de nitrato funciona de manera similar a un aparato para medir la presión sanguínea. El agricultor corta un tallo de las plantas de cultivo a fin de obtener una minúscula gota de savia, que es absorbida por una delgada varilla de medición impregnada con una enzima que causa una reacción química. “Así obtenemos un valor que corresponde a la pérdida de nitrato”, dice Plumére. El usuario puede leer directamente en el aparato cuánto abono necesita, o cuánto le sobra.
El científico y su equipo de trabajo realizaron mediciones de prueba con millo y trigo en el Centro de Investigación Electroquímica de la Universidad de Bochum. Los experimentos fueron un éxito y el procedimiento puede ser aplicado en otros tipos de cultivo.
El proceso para obtener la patente del aparato ya está en marcha. Además, hay negociaciones con empresas de Estados Unidos y Holanda para su producción en serie.
Los costes de fabricación de cada sensor se han estimado en unos 100 euros, mientras que las varillas de medición cuestan menos de un euro. Pero una sola muestra no basta. Son necesarios controles regulares a fin de determinar con precisión la cantidad necesaria de abono.
Cuando crecen los cultivos, debería realizarse una medición por semana, a fin de definir si se necesita más abono, o si no es necesario un nuevo pedido, asegura Plumére.