AGRICULTORES ECOLÓGICOS DE MEDIANÍAS CONFIRMAN SU EFICACIA.
La lucha contra la mosca blanca que afecta a la práctica totalidad del Planeta produciendo serios daños a los cultivos y la merma de las producciones, ha generado una lucha sin cuartel en la que no todo vale.
Agroaldea ha conocido una iniciativa que vienen desarrollando agricultores ecológicos de las medianías de Gran Canaria. Durante 16 meses han comprobado como la planta del ajenjo resulta eficaz contra la mosca blanca.
Este grupo de agricultores, ha visto afectados sus cultivos en los últimos años por la mosca blanca. La modalidad ecológica que practican ha hecho que experimentasen con varios tratamientos biodinámicas. El ajenjo ha sido, hasta el momento, el más eficaz.
La clave reside en la absintiína, un glucósido que contiene una cantidad importante del principio amargo, la absintina, que es una lactona sesquiterpénica. Además, la planta cuenta con un aceite esencial en el que hay tuyona, tuyol, proazuleno y felandreno, entre otros componentes.
El aceite esencial, la tuyona, resulta muy eficaz para alejar insectos molestos, para repeler incluso a las pulgas y piojos. Pero el mayor efecto disuasorio le corresponde a la absintiína. Según han comprobado los agricultores de medianías es repelente, insecticida y fungicida.
El ajenjo es una planta vivaz, de hojas plateadas en el envés, que alcanza una altura de 0,70 a 1 metro. Simplemente al rozarla ya emite su aroma. Sin embargo, su inmerecida mala fama la relegó al olvido.
Un poco de historia
Del ajenjo se obtiene una bebida conocida como la absenta. Ésta fue la gran compañera de poetas y artistas de los siglos XIX y XX. La que evoca hasta hoy historias de locura, decadencia y magia. El ajenjo y su misterio oscuro seducen por el peligro, aunque en realidad el licor no es peligroso.
Su prohibición se remonta a principios del siglo XX, cuando se creó una conjura fomentada por los productores y vendedores de vino que querían detener la popularidad del ajenjo.
Encontraron la excusa en un crimen cometido por un suizo que, borracho de absenta, asesinó a toda su familia en 1905. Un año después, entre el lobby y la mala prensa, el ajenjo se prohibió en Europa y seis años más tarde en Estados Unidos.
En la década de los noventa se volvió a legalizar en Europa y recientemente en Estados Unidos, donde ya han creado bares monográficos y un gran número de marcas comerciales.
Atrás queda la denominación de bebida maldita que esclavizó a sus amantes, la que llevó al suicidio a Van Gohg, condenó a Paul Verlaine y la que fue la bebida favorita de Degas y Tolouse-Lautrec.