EL PIONERO, FRANCISCO SOSA RODRÍGUEZ, CREADOR DE LA EMPRESA DULCEALDEA FALLECIÓ REPENTINAMENTE.
Francisco Sosa, más conocido como Paco Sosa, panadero y repostero de profesión y creador de la empresa DULCEALDEA, fue el pionero en crear la industria alimentaria de La Aldea que logró, entre los afamados tomates del municipio, hacer un hueco destacado en el mercado canario a sus bizcochos y repostería.
Nadie se esperaba el repentino fallecimiento de Paquito. A sus 74 años se encontraba realizando los últimos trámites para la venta de parte de la maquinaria con la que Dulcealdea endulzó durante más de treinta años miles de paladares.
Francisco Sosa Rodríguez nació en 1937 y ya con trece años empezó en la profesión dedicándose al reparto de pan de la panadería de Vicente Hernández. Allí aprendió buena parte del oficio de la mano de Manolo el panadero, sobrino del dueño.
Al regreso del servicio militar, arrendó la panadería llamada “Panadería Angelita”. Luego se trasladó porque se vendía la panadería Galván, al endeudarse su dueño con el comercio del tomate. Paco Sosa le compró la maquinaria al panadero Alejandro Torres en la calle Cirilo Moreno y un pastelero de la misma calle, le enseñó el oficio de la repostería.
Francisco Sosa Rodríguez empezó como panadería propia en 1958. Fue en 1966 cuando creó una cooperativa asociándose con José Matías y Vicente Hernández. Sin embargo, a los pocos años decidió seguir por su cuenta creando la empresa alimentaria Dulcealdea.
Su profesión de panadero, que desempeñó en una de las panaderías más populares del municipio, fue el pasaporte para crear la empresa en la que combinó la fabricación de pan con una selección de dulces, tartas, queques y bizcochos. A él se le debía uno de los slóganes más dulces: “Dulcealdea, el pastel que usted desea”.
El pasado mes de marzo, Paco Sosa fue una de las personas a las que el Ayuntamiento de La Aldea le reconoció su trayectoria en los “Reconocimientos Agrarios y Pesqueros, La Aldea 2011”.
Tras una vida de profesión y más de un cuarto de siglo de vida de Dulcealdea, Paquito no consiguió vender ni traspasar este boyante negocio que contaba con una cartera de clientes importante.
En estos días se encontraba ultimando los trámites para desmantelar la que fue la primera industria alimentaria de La Aldea. Poco tiempo tuvo de descansar.
Con él no solo se va una marca, sino una manera de trabajar, de emprender y una persona de una calidad humana como pocas.