UNA DELEGACIÓN MARROQUÍ Y OTRA EUROPEA SE REUNIERON AYER EN BRUSELAS PARA DEBATIR EL ASUNTO.
La Federación marroquí de producción y exportación de frutas y verduras amenaza con recurrir a la Justicia si la Unión Europea no presenta una oferta válida que preserve sus beneficios, tras la decisión de modificar el sistema de precios de acceso a países terceros de ciertas hortalizas, y principalmente el tomate.
“Intentamos no llegar a un nivel superior y queremos encontrar una solución amistosa, pero de no hacerlo nos veremos obligados a utilizar otros medios que incluye el proceso jurídico”, explicó Omar Mounir, vicepresidente de la Federación marroquí de producción y exportación de frutas y verduras, APEFEL.
La Comisión Europea modificó en abril los precios de acceso de productos de terceros países, una reforma que entrará en vigor en octubre y que según el Gobierno marroquí supondrá la pérdida de 30.000 empleos y de 130.000 toneladas que no podrán ser exportadas, cifra que la asociación gremial aumenta hasta las 150.000 tonn.
Los profesionales del sector en Marruecos se han mostrado desde el principio en completo desacuerdo ante la medida, y una de las quejas que reiteran constantemente es que la UE no informase en ningún momento a Rabat de la nueva medida.
“Necesitamos preservar nuestros intereses y, aunque sabemos que la decisión no puede ser anulada, la UE debe encontrar una fórmula para conservar los beneficios marroquíes”, sentenció Mounir.
Una delegación marroquí y otra europea se reunieron ayer en Bruselas para debatir este asunto que ha llevado a Marruecos, en un plano paralelo, a retrasar la ratificación del acuerdo pesquero con la UE, a pesar de que a nivel oficial se niegue que esté vinculado.
Sobre la reunión de ayer, Mounir dijo desconocer las conclusiones a las que se llegaron y los operadores agrícolas marroquíes tampoco saben si hoy continúan las negociaciones en Bruselas.
La tardanza de la ratificación del acuerdo pesquero está provocando que 126 barcos europeos, en su gran mayoría españoles, estén a la espera de poder salir a faenar. Un periodo de paro forzoso que dura ya más de dos años.