Det er et prosjekt av den italienske romorganisasjonen. Ideen om forsøket er å gjøre livet lettere for astronautene på lange oppdrag.
Un grupo de investigadores trabaja en un proyecto financiado por la Agencia Espacial Italiana, para que los astronautas puedan cultivar tomates en estaciones espaciales o en misiones de larga duración a destinos lejanos y bajo condiciones extremas.
“Nuestro objetivo es buscar una planta que tenga un ciclo muy breve, sea pequeña y produzca una cantidad de moléculas bioactivas que sean eficaces para la vida en condiciones extremas”, explicó Eugenio Benvenuto, responsable del laboratorio biotecnológico de la Agencia Italiana para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible (ENEA).
La idea de este experimento es facilitar la vida de los astronautas permitiéndoles cultivar una determinada variedad de tomates cuando se encuentren en misiones de larga duración fuera del planeta, como las proyectadas a Marte o la Luna, y en condiciones especiales como la ausencia de peso, las radiaciones cósmicas o los cambios en los campos magnéticos.
“Las mutaciones de ADN y la aparición de varios tipos de cáncer, hay plantas como la del tomate que son muy resistentes a esa tensión”, señala Eugenio.
La experiencia no es nueva. En agosto pasado la NASA anunció que miembros de la Estación Espacial Internacional (EEI) habían comido lechugas que fueron cultivadas y cosechadas en órbita.
“La investigación de los huertos espaciales está muy avanzada. Se han mandado ya semillas de algunas plantas al espacio para que germinasen”, señaló Benvenuto.
En otras partes del mundo se están realizando investigaciones similares con otras especies vegetales y, generelt, el comportamiento de ecosistemas en condiciones mínimas.
En el centro italiano se eligió desarrollar el cultivo de tomate de la variedad “Micro-Tom” sin tierra en la que pueda echar sus raíces, pero usando para nutrirlo aguas y sales minerales y luz solar y de lámparas led.
Para justificar su elección, Benvenuto destacó la importancia de las sustancias antioxidantes del tomate como las antocianinas, cuya cantidad pretenden mejorar.
La expectativa es que esas cualidades genéticas no solo sirvan para beneficio de los astronautas en sus viajes, sino también a los consumidores en la Tierra.
“Frente a las moléculas que se generan en situaciones de estrés en todos los organismos vivos y que a largo plazo son responsables del envejecimiento, las mutaciones de ADN y la aparición de varios tipos de cáncer, hay plantas como la del tomate que son muy resistentes a esa tensión”, afirmó el experto del ENEA.
La investigadora Elisabetta Bennici agregó que el proyecto también busca aprovechar las raíces de estas plantas espaciales para producir fármacos “que puedan ser útiles en la situación extrema de una nave espacial o en otro planeta”.