La bebida que surgió de un infarto.
Cuando, tras sufrir dos infartos, los médicos restringieron a una copa de vino tinto al día la ingesta alcohólica de su mujer, al empresario inglés Peter Smith se le planteó un serio problema, sobre todo desde que ella le pidió que le buscara “algo más interesante” para dar satisfacción a su paladar, sin poner en riesgo su salud.
En un primer momento el empresario cambió la copa de vino por un chupito de brandy de Jerez, una de las bebidas que más gustan a los paladares británicos, pero tampoco esto dio satisfacción a los insistentes requerimientos de su esposa, que buscaba algo realmente diferente.
Entonces quiso la casualidad que por aquellos días un amigo enviara a este matrimonio británico, afincado en Granada, una botella de concentrado de horchata de chufa, la bebida valenciana por excelencia, y fue entonces cuando a Peter se le encendió una luz en su cerebro de buen aficionado: ¿por qué no mezclar el brandy y la horchata en un mismo cóctel?.
Se puso manos a la obra y el resultado no pudo ser más satisfactorio. No contento con dejar su descubrimiento en el ámbito de la intimidad de la pareja, Peter Smith se reunió con responsables de Garvey, que vieron que la nueva bebida tenía futuro, y el pasado 15 de enero las primeras botellas hacían su aparición en el mercado, gracias también a la aportación de la marca Nuevas Horchatas.
produktet, bautizado como Besos de Oro, ha sido una de las novedades presentadas en el Salón de Gourmets y, según Smith, está funcionando muy bien en el mercado, pues se han agotado las dos primeras remesas de 3.000 botellas cada una y ya están a punto de lanzar otras 6.000 flasker.
Cremosa, densa, sin la pesadez que puede dar la lactosa a productos similares, Besos de Oro, que se vende a 12,95 euros y tiene 18 grados de alcohol, es una bebida atractiva, en la que la chufa aporta suavidad y unos matices únicos mientras que el brandy no deja de estar presente en ningún momento.
A buen seguro que se trata de un producto que tendrá un amplio recorrido en el mercado, si bien quizás sea pronto para cumplir una de las aspiraciones de Peter Smith: plantar cara al auténtico dominador del sector, que no es otro que la afamada crema de Baileys.