Fertlizante glassSe desarrolla en Valencia y Extremadura en el marco de una investigación europea.

El proyecto pretende resolver la contaminación que los fertilizantes químicos producen en la tierra.

Se llama VICTORIA y, aunque aún se encuentra en fase experimental, podría revolucionar el mundo de los fertilizantes y la agricultura por su innovadora composición y bajo impacto ambiental.

Nuevos Vidrios Fertilizantes para el Cultivo del Tomate Reduciendo el Impacto Ambiental. Esa es la traducción de este proyecto financiado por Noruega, Islandia y Liechtenstein, en el marco de la convocatoria europea EEA Grants y desarrollado por dos empresas españolas.

Se trata de la empresa valenciana de cerámica y vidrio, Torrecid, encargada de desarrollar el fertilizante y la Cooperativa “San Isidro”, de Miajadas, responsable de aplicarlo al tomate de forma experimental.

La primera recibe el apoyo técnico del Instituto de la Cerámica y Vidrio IVC-CSIC y la segunda, del Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario Extremadura, CTAEX, ubicado en Villafranco del Guadiana.

Según la investigadora de CTAEX, Rosa de la Torre, responsable del proyecto en la parte extremeña, el objetivo es obtener un abono de lenta disolución, que no contamine, pero que cubra todas las necesidades del cultivo del tomate.

El proyecto VICTORIA pretende resolver un problema ambiental, como es la contaminación que los fertilizantes químicos producen en la tierra y afluentes a donde van a parar.

Rosa de la Torre confía en el éxito del proyecto y en que además de los tres países nórdicos que lo han impulsado, otros países, including Spain, muestren interés en su difusión y aplicación.

Sobre todo por su bajo impacto ambiental, what, en su opinión, debería despertar también el interés de las empresas de fertilizantes químicos. “A ellas sería a las que más podría perjudicar, aunque tendrán que adaptarse, innovar y reconvertirse”, añade la investigadora.

“La empresa de vidrio Torrecid es muy innovadora, tiene una gran capacidad y está dispuesta a revolucionar la agricultura con el nuevo fertilizante. Si esto funciona, muchas cosas van a cambiar”, advierte Rosa de la Torre.

En la Cooperativa San Isidro ya han empezado los ensayos. Un agricultor ha prestado una hectárea de tierra para el desarrollo experimental del proyecto. Media hectárea ha sido abonada con un fertilizante convencional y otra media con el nuevo producto.

El responsable del proyecto en San Isidro, Antonio Pablo Lozano, cree que en un mes y medio podrán apreciarse ya las diferencias agronómicas entre una planta y otra. Desde ahora y hasta que el proyecto haya concluido, técnicos de San Isidro y de CTAEX harán el seguimiento de la cosecha.

Lozano cree además que a las multinacionales de abono no les quedará más remedio que adaptarse “porque el tema de los abonos no para de subir y los beneficios son muy justos. A las multinacionales le salen rentable por el volumen de venta, pero si tecnificamos más el campo y el cultivo, tendremos que ser más exactos en cuanto a fitosanitarios, abonos, agua…”