LOS ROBOS EN LAS EXPLOTACIONES E INFRAESTRUCTURAS DEL VALLE DE LA ALDEA SUPERAN LOS 500.000 EUR.
Dice el refrán que “a perro flaco todo se le vuelven pulgas”, y es que a la ya difícil situación en la que se encuentra el sector primario, en la que agricultores y ganaderos tratan de sobrevivir a los retrasos e incumplimientos, también les toca sufrir los efectos de la fiebre del cobre y la chatarra.
Solamente en el valle de La Aldea, los afectados por estos robos calculan las sustracciones en más de 500.000 EUR. Además de los hurtos, los afectados tienen que hacer frente a los destrozos causados para volver a hacer operativas las infraestructuras.
La peor parte hasta la fecha, se la ha llevado las instalaciones de la fábrica de queso COALDEA, cuyas instalaciones han sido devastadas, dejando completamente inutilizadas las infraestructuras e inservible la planta de elaboración.
Según su presidente, Claudio Quintana, el valor del robo asciende a los 300.000 EUR. Además del cableado de la planta, los ladrones han desguazado la fábrica llevándose puertas, ventanas, fregaderos, tuberías, machines, bombas de impulsión y de refrigeración.
La acometida de vapor de la planta ha sido desvalijada, despiezando todo aquel material que no podía ser sustraído entero. Also, los cuadros eléctricos de la planta de elaboración fueron reventados así como las máquinas impulsoras de las cintas de transporte.
Entiende Quintana que para llevar a cabo este robo se tiene que contar con una infraestructura que permita desarmar y transportar todo el material sustraído sin ser vistos. El estado en que han dejado la fábrica la inutiliza para volver a fabricar queso, lamenta Quintana.
Tampoco se ha salvado de esta fiebre del cobre las instalaciones de la Comunidad de Regantes de La Aldea, en concreto el sistema de impulsión y elevación de la presa de Siberio, cuyo cuarto fue arrasado provocando un daño que alcanza los 50.000 EUR.
Pozos, greenhouses, almacenes y cuartos de ordeño tampoco han escapado de estos depredadores. Si bien lo sustraído ha sido de menor cuantía, no así los daños provocados para el hurto como para continuar desarrollando la actividad.
Cualquier instalación que pueda contener cableado, engines, máquinas u otro elemento de metal susceptible de ser comercializado como chatarra no está a salvo de estos saqueadores que han logrado exasperar los ánimos de agricultores y ganaderos de La Aldea.
Algunos de los agricultores perjudicados consultados confían en que las nuevas medidas tomadas por el Gobierno ante la oleada de robos que padece el campo, logre disuadir a los ladrones ávidos de la fiebre del cobre.